miércoles 24 abril 2024

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por etcétera

Si tuviera que definir con una sola palabra al 2019, no dudaría en decir que es el año feminista. En México y alrededor del mundo, las diversas manifestaciones feministas, particularmente de mujeres jóvenes, han hecho resonar fuerte su voz, para poner al centro del debate público las realidades en las que viven las mujeres, las profundas desigualdades y las violencias de las que son objeto, señalando directamente como responsable al Estado, y advirtiendo que no están dispuestas a dar un paso atrás en sus derechos.

Analizar desde el feminismo los procesos políticos que se viven en el mundo nos puede ayudar no solamente a entender los porqués de la fuerza con que se han hecho presentes estas demandas, sino también a advertir que las crisis políticas van más allá de una crisis de representación o de partidos, y se requiere redefinir el funcionamiento mismo del Estado y sus instituciones. Laura Pautassi señala que la “cuestión central ya no gira en torno a si las mujeres utilizan activamente al Estado para promover asuntos concernientes a sus reclamos, sino si éstas pueden valerse todavía del Estado para defender los logros alcanzados tan imperfectamente”.

De acuerdo a Alda Facio, al “cuestionar por qué el sujeto del Derecho es el hombre adulto adinerado, sin discapacidades visibles, heterosexual y perteneciente a la raza, etnia, clase y religión dominante en cada cultura”, los feminismos “buscan algún grado de transformación del status jurídico y social de las mujeres, y por ende, necesariamente pretenden transformar las relaciones de poder entre los géneros, lo que a su vez transformaría radicalmente las relaciones entre las clases, razas, pueblos y la estructura misma de las sociedades”.

En ese sentido, la transformación que se propone el presidente López Obrador no será tal, si no entiende el origen de las desigualdades que tienen excluida, del desarrollo y el ejercicio de los derechos, a la mayor parte de la población. Las mujeres, las personas pobres, indígenas, adultas mayores, con discapacidad o jóvenes no podrán superar las situaciones de vulnerabilidad, si no se construyen instituciones y desarrollan capacidades que garanticen su inserción y participación en forma permanente en los beneficios de la organización social.

Más información: http://bit.ly/37vS3tK

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