viernes 19 abril 2024

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por etcétera

Por más esfuerzos que hace, el presidente Andrés Manuel López Obrador perdió su liderazgo. La frivolidad con la que ha actuado en la crisis del Covid-19 le ha generado críticas en México y carcajadas en el mundo, consecuencias con las que, sin embargo, puede vivir.

Perder el liderazgo es otra cosa, y ha dado claras muestras que no puede vivir sin él. Pero eso es lo que ha sucedido con su errática y, muy frecuentemente, contradictoria actuación, por lo que otros gobernantes decidieron actuar para salvaguardar la salud y la vida de quienes gobiernan. Los gobernadores avanzan en una creciente separación de los deseos centralizadores de López Obrador, pero una, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, sobresale.

No es que Sheinbaum sea superior a sus colegas, pese a que algunas medidas que ha ordenado para la capital sean de menor alcance que en estados como Jalisco o México, pero su caso tiene que ser medido aparte. Sheinbaum no sólo forma parte de Morena, además es una de las personas más cercanas a López Obrador, incondicional durante lustros, y a quien el Presidente y su entorno duro cercano, quisieran ver en la candidatura presidencial para 2024.

La doctora, sin embargo, ha puesto en riesgo ese futuro político como apéndice del actual Presidente, pero ha actuado con responsabilidad ante los capitalinos y ganado el respeto de quienes no lo tenía.

Ante un personaje como López Obrador, encararlo no es sencillo. Muchos de sus colaboradores, entre ellos los más inteligentes, prefieren hacerse a un lado y callar a tiempo antes de confrontarlo. Otros, pusilánimes para renunciar, para evitar el desprestigio, han preferido humillarse y servir de títere en la palestra de las mañaneras. Sheinbaum resistió poco y optó por la ética institucional que cualquier servidor público profesional debe tener. Hacerlo le ha provocado tensiones en Palacio Nacional, reveses y críticas. El punto de inflexión fue en la segunda semana de marzo.

En esa semana, Sheinbaum informó a la oficina de López Obrador que el viernes 13, el gobierno y los organizadores del festival Vive Latino anunciarían la cancelación del concierto de dos días por las aglomeraciones, tras haberse detectado los primeros casos de coronavirus en México –el primero fue el 28 de febrero. La jefa de Gobierno explicó que un grupo de científicos que la asesoran habían concluido que era conveniente tomar medidas preventivas. López Obrador envió a uno de sus más cercanos colaboradores a hablar personalmente con ella, en una conversación que fue descrita por personas que conocen de esa plática, difícil, tensa y que se llevó más de media hora. El colaborador comentó: “Cada vez es más difícil convencer a la doctora”.

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