jueves 28 marzo 2024

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por etcétera

El politólogo y profesor de Harvard, Steven Levitsky, está en México estos días. Autor de Cómo mueren las democracias (Ariel, 2018) junto con Daniel Ziblatt, Levitsky ha convertido su libro en un líder de ventas internacional.

Y es sencillo saber por qué: en lenguaje llano y accesible, Levitsky y Ziblatt describen los peligros que enfrentan las democracias modernas frente al ascenso del autoritarismo, y ofrecen una guía para comprender, como dice el título de la obra, cuándo mueren las democracias.

A continuación, una entrevista realizada a Levitsky en el marco de su visita a México.

Esteban Illades: ¿Qué ha cambiado en Estados Unidos desde que coescribiste Cómo mueren las democracias hace un par de años? ¿Donald Trump ha erosionado aún más las salvaguardas democráticas? ¿Ha cambiado tu punto de vista sobre la erosión democrática con la investigación de Robert Mueller o con el proceso de juicio político —impeachment— que se lleva a cabo en el Congreso?

Steven Levitsky: Pienso que ha habido buenas y malas noticias en los dos años y medio desde que escribimos el libro. Trump no ha hecho demasiado daño a las salvaguardas más fuertes, a los fundamentos democráticos. Estados Unidos sigue siendo una democracia en parte porque nuestras instituciones son muy fuertes y en parte porque tenemos una oposición fuerte. Una diferencia muy importante entre Estados Unidos y otros casos recientes de regímenes autoritarios como Turquía, Hungría o Venezuela es que en esos países los autócratas pasan por encima de una oposición débil. Estados Unidos tiene una oposición bastante fuerte. Su habilidad para ganar en las elecciones de 2018, de volver a obtener el control en la Cámara de Diputados, fue muy importante para constreñir a Trump.

También tenemos la fortuna de que Trump sea un presidente bastante inepto. Lo compararía con Bolsonaro en Brasil. No tiene mucha habilidad operativa, no es un político disciplinado. Y ha cometido varios errores que lo han debilitado. No es un presidente muy popular. Tiene la suficiente popularidad para poder reelegirse, pero no ha podido construir un apoyo de 70%-80% como el que tuvieron Hugo Chávez, o Erdogan, u Órban, o Fujimori, o Correa. Un presidente con un apoyo del 40% es mucho menos peligroso que un presidente con apoyo del 70%.

Dicho lo anterior, la polarización y la erosión de las normas sobre las que escribimos en el libro han continuado y probablemente se han acelerado bajo Trump. Para Trump es rutinario llamar “traidores” a sus rivales. No siempre lo logra, pero ha intentado capturar las instituciones del Estado, las judiciales, y aquellas que aseguran el cumplimiento de la ley, con el fin de que investiguen a sus rivales. Esto es algo que observamos en regímenes autoritarios.

Más información: http://bit.ly/2Pdeex7

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