viernes 29 marzo 2024

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por etcétera
Los independientes rumbo a la presidencia de 2018

La notoriedad y presencia política de los candidatos independientes es del tamaño de la crisis de los partidos. Crisis que tiene su origen en el autoritarismo con el que actúan las cúpulas, y la distancia que han tomado con la sociedad. Justo esa realidad es lo que da vida política a la nueva institución. La figura corresponde al derecho de ser votado, un concepto jurídico, más que político, que ha venido a posicionarse en este ánimo social contra lo establecido, y a refrescar nuestra vida democrática.

Los aspirantes a candidatos independientes tienen el derecho de participar, pero enfrentan el reto de obtener la firma digitalizada de 1 por ciento de los ciudadanos en la lista nominal. En teoría, es una tarea sencilla; en la realidad, es más complicado de lo que pueda pensarse porque los candidatos carecen de una organización territorial que soporte un ejercicio de tal naturaleza. El INE hizo bien en definir un método de registro de adhesiones para evitar no solo el fraude, sino el desorden que se presenta en otros tipos de procesos similares, como el del registro de militancia o adherentes de partidos. Sin embargo, el utilizar una aplicación móvil no debió ser la única fuente de registro de firmas. También debió permitirse que los ciudadanos concurrieran a las oficinas distritales del INE para expresar su voluntad de que uno o varios de los prospectos aparezcan en la boleta.

Bien es sabido que, en la democracia, el tema central del sistema de representación no son los candidatos, sino los partidos. No hay democracia vigorosa sin partidos;; precisamente el problema que se padece es porque los partidos no solo no han marchado a la par de la sociedad y de la apertura democrática, sino que se han aprovechado de su espacio decisorio y han despojado a los ciudadanos de sus derechos, entre otros, el de ser votado. Si en los partidos hubiera procesos democráticos y mecanismos de inclusión ciudadana, difícilmente habría candidatos independientes con el protagonismo e importancia que ahora tienen.

Para la sociedad actual, y esto es un problema que no solo atañe a nuestro país, los partidos políticos han perdido funcionalidad, precisamente porque han alterado la premisa básica del poder y de la representación. Los mandantes —los ciudadanos— han sido despojados de su poder por los partidos tradicionales. Por eso los proyectos disruptivos se vuelven exitosos, por el fastidio ciudadano frente a lo existente. Los partidos se empoderaron y utilizaron en su beneficio los espacios institucionales que genera el ejercicio de su mediación. La partidocracia es lo de ahora, y la rebelión ciudadana al momento electoral es lo que con frecuencia prevalece. En el caso mexicano hasta Morena es percibida ya como más de lo mismo.

El autoritarismo en los partidos para seleccionar candidatos, por ejemplo, explica que la mayoría de los candidatos independientes sean políticos profesionales que, al ver negado su derecho de competir, optan por la vía independiente. Existen casos de auténticos ciudadanos sin trayectoria partidaria en la disputa del cargo, pero entre los aspirantes presidenciales solo los casos del comunicador Pedro Ferriz y María de Jesús Patricio Martínez, vocera del Consejo Indígena de Gobierno, corresponden con fidelidad al sentido de la institución de candidato independiente.

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