jueves 28 marzo 2024

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por etcétera

Las mañaneras son a veces reveladoras. Ahí Andrés Manuel López Obrador nos cuenta la orden que dio y luego vemos a su gobierno obedeciendo sin chistar. Y vemos cómo, por no decirle que no, los funcionarios se pueden meter en un lío enorme y terminan en el abismo.

Ahora andamos en lo de las estancias infantiles y la modificación del programa creado hace dos sexenios que le daba dinero a las que eran aprobadas para que se encargaran de niños de familias afiliadas al programa –muchas eran casas habilitadas por amas de casa que ayudaban a las mujeres de su barrio–, otras no. Estos lugares podían tener otros niños por los que no recibían subsidio y debían comprometerse a ciertos estándares. Es decir, el Estado “subrogó” la que era su responsabilidad.

Como suele suceder en este país en el que vivo, pues el asunto se fue deteriorando y sí, comenzamos a escuchar de quien convertía las estancias en un negocio, de falta de supervisión, de estancias fantasma, poca transparencia, de esposas de políticos que ponían su A.C. y recibían dinero del programa…. Nada nuevo por esta geografía.

Entra a escena la 4T, siempre necesitada de dinero y de clientelas, y sospechosa de absolutamente cualquier cosa que haya hecho alguien que no sean ellos. Y llegó con el machete de López Obrador cuando se necesitaba bisturí.

Menos presupuesto, revisamos las edades de los chamacos, y ahora el dinero mensual (poquito menos) directo a las madres de familia. Que ellas elijan en qué gastarlo, nos dicen; es más, si quieren que se lo den a sus abuelitas para que cuiden a los niños (Urzúa dixit).

Más información: http://bit.ly/2WOVQxr

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