miércoles 17 abril 2024

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por etcétera

El 26 de septiembre de 2014, 120 alumnos de primer grado de la normal rural de Ayotzinapa salieron en dos autobuses rumbo a Iguala, Guerrero. Les habían ordenado ir a botear y secuestrar camiones. Al frente de cada unidad se hallaban miembros relevantes de la estructura organizacional de la escuela. Bernardo Flores Alcaraz, El Cochiloco, iba a cargo de un autobús. En el otro viajaba un alumno conocido como El Chane.

Ambos formaban parte del círculo de confianza del líder estudiantil Daniel Flores Maldonado, alias La Parka, secretario general del Comité de Base Estudiantil.

De acuerdo con la Recomendación 15VG-2018 de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, CNDH, La Parka protegía dos grupos de alumnos que vendían estupefacientes dentro de la normal rural, uno encabezado por un estudiante conocido como El Morelos, y por otro al que llamaban La Jaiba. Ninguno de ellos abordó los autobuses que iban a Iguala.

La Parka declaró que aquella tarde había viajado a Chilpancingo y que ahí se había enterado de la agresión que sus compañeros sufrían a manos de policías municipales.

Según el expediente de la CNDH, el alumno mintió. Estaba en Iguala a la hora de los hechos: había viajado en una camioneta de la Normal que escondió en un baldío, y cuyos logos tapó con lodo. Sin embargo, no hizo presencia en el lugar de los hechos hasta pasadas las 11:30.

Al llegar a la caseta de Iguala los alumnos dejaron pasar cuatro autobuses, pero intentaron llevarse uno en específico: el 2513. Según el chofer, un pasajero “negoció” para que dejaran llegar el camión a la Central Camionera.

Tiempo después, gracias a unos chats que intercambiaron miembros de Guerreros Unidos —intervenidos por la DEA—, se supo que en aquel autobús que procedía de Acapulco viajaban hombres armados. “En ese autobus venia una señora de mi” (sic), le comentó un miembro de Guerreros Unidos, dos días después, a uno de sus jefes cuya clave era “Silver”: le relató que a aquel autobús “se lo yevaron” de Chilpancingo, que “ivan armados”, y que “la señora seis vajo en un desquido” (sic).

“Silver” pidió que localizaran a la señora, porque “la vamos a ocupar para que atestigue”, y ordenó “que si tiene el boleto que lo guarde”. Su interlocutor admitió que cuando la señora le hizo saber lo de los hombres armados, no le dio importancia. Escribió: “Jamas me imajine q eso fuera lodela bandera”. Informó también que alguien había regañado a la señora “xq sevajo”.

“La bandera” es la forma en que los narcos se referían en clave a Iguala (ahí nació la bandera mexicana). La CNDH considera que este mensaje tiene “importancia toral”, se relaciona con el “factor desencadenante”: revela que en el autobús iba gente armada, y que la señora informó de esto a alguien, que la regañó por bajarse.

Más información: http://bit.ly/2Cc6gPz

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