viernes 29 marzo 2024

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por etcétera

El Presidente haría bien en detenerse a pensar que no todos los obstáculos que enfrentan él, su gobierno y sus colaboradores son levantados por la oposición. Sobreestima su talento, recursos y alcances, pero al estar convencido de ello, su capacidad de análisis se reduce, su diagnóstico es errado y sus decisiones, equivocadas. Tal parece ser el caso de los audios donde el fiscal Alejandro Gertz Manero se exhibe como un delincuente confeso, por la respuesta que dio sobre el espionaje del que fue víctima, y sugerir que lo hizo la oposición con un equipo millonario para hackear teléfonos y obtener información para seguir en la “senda del golpismo mediático”. El Presidente necesita ubicarse, porque el daño a largo plazo recaerá en él.

Los audios no eran un golpe contra él. Tampoco era el destinatario de la divulgación de los explosivos materiales. La intercepción y difusión de los audios tenía como evidente propósito la destrucción de la credibilidad de Gertz Manero y la exposición del abuso del poder. Tiene el sello de un conflicto interno para descarrilar al fiscal. Los audios colocaron a Gertz Manero en una situación de riesgo, al dejarlo muy mal parado con la Suprema Corte tras mostrar contubernio en la demanda contra su familia política, que se discutirá en el pleno el próximo lunes, y obligar al Senado a llamarlo a cuentas, aunque sea por simular.

El presidente Andrés Manuel López Obrador sabe perfectamente cómo comenzó todo, porque fue Olga Sánchez Cordero, en vísperas de ser cesada como secretaria de Gobernación, quien le entregó de mano un expediente donde detallaba supuestas corruptelas de Scherer con una decena de despachos. No le puso demasiada atención, pese a su molestia con el consejero por señalamientos de corrupción que venía acumulando desde mayo, cuando comenzó a decirle a personas cercanas a él que se alejaran de Scherer y de su primo Hugo, hasta ese entonces estrategas electorales de Claudia Sheinbaum, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, de quienes sospechaba de abusos y excesos.

El expediente se lo turnó al fiscal, quien a partir de ese mapa, comenzó a armar los casos. Gertz Manero integró las carpetas de investigación, empezando por la de Caja Libertad, como se conoce al caso, que es la denuncia del abogado Juan Collado contra Scherer y cuatro abogados por presunta corrupción –la audiencia donde la Fiscalía General pediría que los abogados fueran vinculados a proceso y se les dictara prisión preventiva oficiosa fue pospuesta ayer–. El Presidente le pidió a Gertz Manero que sacara a Scherer del expediente, lo que hizo a regañadientes, pero le dio trámite a dos denuncias donde aparece imputado Scherer, el caso del Cruz Azul y una denuncia del abogado Paulo Díez Gargiari, por el tema del Viaducto Bicentenario.

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