viernes 29 marzo 2024

Recomendamos: Desplome político, por Pascal Beltrán del Río

por etcétera

Para evitar que la discusión sobre el percance del lunes por la noche en el Metro capitalino contribuya a enrarecer el ya de por sí polarizado ambiente político, lo pertinente es esperar el resultado de los peritajes que se realizarán para determinar las causas de lo sucedido.

Sin embargo, pese a la deseable prudencia, este hecho –el peor en más de medio siglo de historia del Sistema de Transporte Colectivo (STC)– irrumpirá, sin duda, en el entorno electoral inmediato y afectará las ambiciones de quienes están ya colocados en la pista de la sucesión presidencial de 2024.

Así ha ocurrido en el pasado con tragedias semejantes. Recordemos, por ejemplo, los sismos de 1985, que marcaron el principio del fin del dominio del PRI en la capital. O las explosiones en Guadalajara, en 1992, que pavimentaron el camino para la alternancia en la gubernatura de Jalisco.

El desplome de una parte de la vía elevada de la Línea 12 –que había dejado, a la hora de escribir estas líneas, 24 muertos y decenas de heridos, algunos en estado grave– golpeó la biografía de los dos principales colaboradores del presidente Andrés Manuel López Obrador: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum. El canciller y la jefa de Gobierno no sólo son percibidos por los analistas como quienes tienen mayores posibilidades de heredar el capital político de su líder, sino que es el propio Presidente quien los ha metido en esa corta lista, que también incluye al jefe senatorial Ricardo Monreal.

Ebrard y Sheinbaum requerirán de grandes habilidades para esquivar el escombro político que ya comenzó a caer sobre sus cabezas.

Desde que tomó posesión, el Presidente ha hecho costumbre adjudicar a los políticos del pasado la responsabilidad de los sucesos negativos del presente. Ya sean problemas en la economía, la seguridad, los precios o la salud, todos van a parar en la buchaca de los gobernantes neoliberales de ayer.

En este caso, eso es casi imposible de lograr. Quienes han gobernado la capital desde 1997 provienen todos del tronco neocardenista. Fuera de algunas divisiones, como las que se generaron en torno de Rosario Robles y Miguel Ángel Mancera, el control político de la capital ha estado en manos de un mismo grupo desde hace más de 23 años.

Durante ese lapso, el STC ha sufrido un deterioro evidente y la única línea que planeó, construyó e inauguró la izquierda gobernante, la 12, también llamada Dorada, ha tenido más problemas que el resto de las líneas juntas desde que iniciaron operaciones. Incendios, explosiones, alcances e inundaciones han sido cada vez más frecuentes en el STC en su conjunto, por no hablar de los insufribles retrasos, apagones y fallas en escaleras eléctricas.

Nada de eso puede ser atribuido al neoliberalismo. Los gobiernos anteriores a 1997 echaron a andar 11 líneas, algunas con tramos elevados, pero nunca han conocido los incidentes que se han visto recientemente. El peor de esa etapa fue el alcance de 1975, en la línea 2, que dio lugar a la adopción de un sistema de control automatizado.

Respecto del tramo de la Línea 12 que colapsó, vecinos denunciaron desde hace meses que la trabe en cuestión estaba arqueada. Usuarios frecuentes a los que pudimos entrevistar ayer en Imagen Radio contaron que el paso de los trenes producía vibraciones y ruidos raros. Nada de eso, aparentemente, fue atendido.  Además de las muertes y lesiones graves –que tendrán que ser compensadas económicamente por el STC o su aseguradora–, el colapso de la Línea 12 va a complicar la vida de los cerca de 400 mil pasajeros que la usaban diariamente antes de este suceso.

En víspera de elecciones, eso puede provocar un voto de castigo contra el partido del gobierno, como ocurrió aquí mismo en 1988 y en Jalisco en 1994. El Metro es un transporte del gobierno, no de particulares. En lo que se averigua qué servidores públicos tuvieron responsabilidad, el gobierno es el primer inculpado y quizá acabe siendo el único. Un gobierno que suele decir que lo público debe prevalecer sobre lo privado.

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