jueves 18 abril 2024

Recomendamos: Capote, por Gil Gamés

por etcétera

Gil caminaba sobre la duela de cedro blanco a la espera de que la semana bajara el telón. Así llegó a la mesa donde encuentra los libros más interesantes: “Más Allá del Presente”. Sobre esa superficie encontró un libro: Conversaciones íntimas con Truman Capote, de Lawrence Grobel, un volumen publicado por Anagrama en el año de 1985. La inteligencia, el descaro y el ingenio no eran las cualidades menores de Capote. Gil releyó los subrayados y lo que encontró fue esto:

Lo último que haría en la vida sería perder el tiempo yendo a la universidad. Por aquella época yo había leído muchísimo y era un escritor consumado. No tenía motivos para ir a la universidad. La única razón para ir a la universidad es para ser médico, abogado o algo que requiera un alto grado de especialización. Pero si uno quiere ser escritor, y ya lo es, y escribe sin faltas de ortografía, no hay razón para ir a la universidad. De todos modos, asistí a la mejor universidad posible cuando entré a trabajar a The New Yorker. Es inconcebible que en la universidad hubiera podido aprender todo lo que aprendí durante los dos años y medio que pasé en The New Yorker.

La mayoría de la gente que se hace famosa de la noche a la mañana se encontrará con que pierde al 80% de sus amigos. Por alguna razón, los amigos de siempre no lo soportan. Lo he comprobado una y otra vez, y los que han pasado por el mismo trance concuerdan conmigo. Tenía muchos amigos y los perdí de un día para otro.

Es una vida muy penosa la que consiste en enfrentarse a una hoja en blanco, rebuscar entre las nubes y traer algo aquí abajo. Es decir, yo siempre me pongo muy nervioso al comienzo de la jornada de trabajo. Me lleva mucho tiempo empezar. Una vez que empiezo, voy tranquilizándome poco a poco, pero haría cualquier cosa por aplazarlo.

http://www.elfinanciero.com.mx/opinion/capote.html

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