viernes 19 abril 2024

Recomendamos: Aerochapo: sus 500 avionetas, sus 200 pistas, por Carlos Loret de Mola

por etcétera

Al frío de la temporada le sumaron un triple ataque: el Ejército lo empujó hacia Sinaloa; la Marina desplegó mil de los suyos en retenes y la Unidad de Operaciones Especiales de la Armada cateó y aseguró propiedades históricas del cártel


Durante los seis meses que estuvo prófugo, Joaquín El Chapo Guzmán sólo dejó una vez su zona de confort. Según fuentes de primer nivel en la Comisión Nacional de Seguridad, fue a Tijuana a recibir un tratamiento estético y a someterse a una intervención quirúrgica para la implantación de una prótesis, procedimiento que usualmente requiere anestesia general y un quirófano, por lo que no se lo pudo practicar en la sierra.


Porque el monte era su refugio. Y aunque ahí solía estar rodeado de una treintena de guardias, su mejor arma siempre fue el tiempo.


Desde lo alto de la accidentada orografía, donde solía establecer sus rústicos campamentos, tenía control sobre el tiempo.


En La Piedrosa terminó de construir su cabaña dos semanas antes de fugarse de Almoloya, y aunque con mínimas comodidades, contaba con antenas de microondas para recibir internet y radios con encriptado de última generación.


Desde ahí, rodeado de una población que lo quiere y le debe, detectaba cualquier movimiento inusual. Y arrinconaba a la autoridad: un comando por tierra despertaría sospechas con seis horas de anticipación, paracaidistas no son alternativa por lo cerrado del follaje y hasta el asalto en helicóptero se escucha con quince minutos de avance, suficiente tiempo para escapar y perderse en el bosque.  


http://www.eluniversal.com.mx/entrada-de-opinion/columna/carlos-loret-de-mola/nacion/2016/01/13/aerochapo-sus-500-avionetas-sus

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