viernes 29 marzo 2024

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por etcétera

La estrategia contra el covid-19 se convertirá en un tema central de la próxima batalla electoral en México, pues es posible que la vacuna contra la enfermedad no llegue antes del mes de agosto, de acuerdo con información que el gobierno federal dio ayer sobre los esfuerzos que se realizan para que esté disponible.

En Palacio Nacional, el canciller Marcelo Ebrard afirmó que nuestro país ha garantizado al menos 100 millones de vacunas con distintos laboratorios de todo el mundo que están en fase 3 de desarrollo. Para ello se han suscrito contratos con los laboratorios más prestigiados de Estados Unidos, Europa, Rusia y China, dijo. Sin embargo, el periodo de entrega de la vacuna a México sería entre marzo y agosto.

Eso quiere decir que las autoridades electorales y los partidos políticos tendrán que prepararse para unas campañas federales y locales que no contemplen una solución definitiva a la epidemia. Y que las actividades de proselitismo y la propia jornada de votación tengan que realizarse con las restricciones conocidas.

Es larga la lista de países que tendrán elecciones en la primera mitad del año, entre ellas las presidenciales en Perú, Ecuador, Portugal e Irán, donde el covid-19 tendrá su decir sobre los procesos democráticos.

Estados Unidos está viviendo eso justo ahora. A 20 días de las elecciones presidenciales, no está claro cómo incidirá la pandemia en la decisión de los votantes de acudir a las urnas, aunque parece que, políticamente, el tema afectará más a los republicanos que a los demócratas.

Un efecto claro de la enfermedad es el gran salto que ha dado el número de ciudadanos estadunidenses que han optado por alguna de las variantes de voto anticipado.

Hace cuatro años, 500 mil electores emitieron su voto en las dos primeras semanas de sufragio anticipado, pero esta vez, al momento de escribir estas líneas, iban más de 11.9 millones.

Una parte de ese fenómeno tiene que ver con la oferta, pero otra, con la demanda. En años recientes, muchos estados del país han abierto para sus ciudadanos la posibilidad de pedir una boleta de forma anticipada, la cual puede enviarse por correo o depositarse de manera presencial, de acuerdo con distintas modalidades.

Eso, evidentemente, se legisló antes de que se supiera del covid-19, pero las actuales circunstancias y el interés que ha causado la actual contienda entre Donald Trump y Joe Biden ha dado un impulso al interés de votar de manera anticipada.

En México no tenemos esa modalidad, salvo para el voto en el extranjero ‒que ha sido muy limitado‒, así que quienes quieran votar tendrán que hacerlo en junio de la forma tradicional.

Estoy seguro que el Instituto Nacional Electoral tomará todas las previsiones, pero eso no quita que muchos mexicanos dejen de ir a las casillas como han dejado de ir a otros sitios concurridos, como son cines y restaurantes, pese a estar en funcionamiento.

¿Le dará eso ventaja a los partidos con estructuras corporativas de voto? ¿El que no llegue la vacuna antes de las elecciones afectará al partido del gobierno?

No tengo respuesta a esas preguntas, pero me queda claro que el tema del covid-19 incidirá en la elección más grande que haya tenido México.

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