jueves 28 marzo 2024

Recomendamos: 2020 es feminista, por Laura Woldenberg

por etcétera

La potencia del movimiento feminista que ha cimbrado a México es emocionante y la razón que hay detrás es aterradora: se puede violentar a una mujer —matarla incluso— y no pasa nada, porque padecemos una violencia extendida, tolerada y arraigada en lo más profundo de nuestra sociedad misógina.

Los fenómenos que han surgido en años recientes son una muestra de cómo la agresión de género se expresa de mil formas. Hago un breve recuento:

#MiPrimerAcoso, que empezó en 2016 para denunciar no solo el acoso, sino también el abuso y hostigamiento, esa violencia invisible que está permeada en todas las capas del tejido social.

#JusticiaParaLesvy, la estudiante de la UNAM que fue encontrada sin vida dentro de las instalaciones universitarias. De inmediato, las autoridades aseguraron que se trataba de un suicidio, sin embargo, una investigación formal demostró que en realidad había ocurrido un feminicidio en pleno campus.

#MeTooMx, que con una avalancha de denuncias, destapó una coladera de violaciones, humillaciones, maltrato, sometimiento, chantaje… y la lista podría seguir. Se trata de agresiones que la mayoría de las mujeres hemos vivido, cometidas por nuestros tíos, amigos, compañeros, hermanos, padres, novios, ex novios, esposos, vecinos, autoridades, maestros y jefes.

#LeyOlimpia, que surgió a partir de que un video sexual de Olimpia Coral, fue publicado en redes sociales sin su consentimiento y detonó tanto burlas como difamación a una escala monumental. De forma valiente, Olimpia tomó su caso personal para impulsar una ley que fue aprobada en Ciudad de México, la cual reconoce los delitos contra la intimidad sexual y el ciberacoso.

#NoMeCuidanMeViolan, a partir de las grotescas violaciones a mujeres cometidas el año pasado por policías, y cuya cobertura en medios fue lamentable ya que en vez de poner el foco en el problema desviaron la atención con titulares como: “Destrozos”, “Vandalizan de nuevo”, “Protesta, furia y vandalismo”, “Se sale de control marcha feminista”.

Ahora estamos a unos días de la marcha 8M y el histórico paro “un día sin mujeres”, programado para el próximo lunes 9 de marzo: ni una mujer en las calles, ni una mujer en los trabajos, ni una niña en las escuelas, ni una joven en las universidades, ni una mujer comprando. Un paro que busca reivindicar y visibilizar la relevancia de las mujeres en el desarrollo económico, social, jurídico y político y que grita: “¡dejen de matarnos!”.

Es un movimiento efervescente y transversal que no está dispuesto a ceder y cada día que pasa toma más fuerza, mientras las autoridades, completamente aletargadas e insensibles, no saben ni por dónde empezar a enfrentar el problema de la violencia de género.

Más información: http://bit.ly/2TAW8aG

También te puede interesar