martes 14 mayo 2024

El populismo de López Obrador lleva al país hacia una deriva autoritaria: Bartra

por etcétera

Roger Bartra considera que el país se enfrenta al peligro de una deriva autoritaria; aunque es un fenómeno más amplio, la política del presidente Andrés Manuel López Obrador puede llevar a una condición posdemocrática. Además, dijo que el tabasqueño ha perdido el debate intelectual.

Durante su conferencia en las lecturas estatutarias de la Academia Mexicana de la Lengua, de la que es académico de número, Bartra indicó que hay signos alarmantes de que México enfrenta el peligro de una deriva autoritaria, pero que es un fenómeno que no se limita al presidente sino que es un fenómeno más amplio y complejo.

Sin embargo, señaló que el populismo de López Obrador “nos indica que hay un terreno fértil para que crezcan tendencias autoritarias que nos arrastren a una condición posdemocrática”. En ese sentido, recordó que hace poco más de dos décadas México salió del periodo autoritario, pero que en la sociedad todavía hay corriente que añoran el viejo régimen.

El antropólogo dijo que esas dos décadas aún son poco para consolidar instituciones y hábitos democráticos, lo que, si se suma la forma en que el gobierno actual está enfrentando la crisis,  puede conducir al autoritarismo: “La combinación de los efectos destructivos de la pandemia de Covid-19 con la política económica desastrosa del gobierno pueden desembocar en una situación dramática que auspicie el autoritarismo. Aunque también, hay que decirlo, pueden desgastar la legitimidad del régimen que, además, no está logrando controlar la crisis de inseguridad y violencia homicida que vive el país”.

Advirtió del riesgo de caer en una condición posdemocrática: “Lo ocurrido en varios países muestra que la democracia puede engendrar monstruos que acaben con ella. Los discursos agresivos del presidente contra la prensa crítica y los intelectuales independientes son una señal que no augura nada bueno. Hay señales que muestran que el gobierno está dispuesto a recurrir a medidas autoritarias para apoyar su línea política y marginar a la oposición”.

Al respecto añadió que “López Obrador ha perdido, creo yo, la batalla en el terreno intelectual, y eso lo irrita mucho. Por ello ataca constantemente a los intelectuales críticos”.

Acerca de la lucha anticorrupción del presidente, comentó que es equivocada la idea de López Obrador de que la corrupción, inherente a la política neoliberal, causa la desigualdad. El investigador universitario señaló que es al contrario: “La desigualdad es la causa principal de la corrupción. Es la desigualdad auspiciada por la economía capitalista, especialmente si se trata de un capitalismo clientelar de cuates, la que fomenta la corrupción”.

En esa lucha, Bartra dijo que López Obrador “no quiere reformar sino purificar” el capitalismo mexicano para tener una economía limpia, soberana y autosuficiente, para lo que tiene que retirarle la escoria ideológica neoliberal. Para hacerlo pretende que “la burguesía pase por el colador de su moralina depuradora para que, una vez lavada de sus pecados neoliberales, se convierta en una clase pura, alejada de la globalización y orientada por los sanos valores nacionalistas”.

Bartra mencionó que López Obrador  canalizó cierto impulso anticapitalista y antioligárquico, pero que no tiene un proyecto coherente para enfrentar los conflictos que ello plantea porque “el gobierno populista nunca llegó a entender las peculiaridades del capitalismo en México ni el muy complicado mosaico de capitalismos que hay hoy en el mundo”.

Por el contrario, según Bartra el gobierno ha avanzado “con una nebulosa y primitiva actitud anticapitalista sin tener una idea de lo que es la economía capitalista hoy en día, y se enredó en la complejidad de las estructuras económicas dando palos de ciego con las rudimentarias propuestas” de sus grandes proyectos como la refinería, el Tren Maya, el aeropuerto de Santa Lucía y el corredor transístimico. Y a ello ha sumado “la negativa de aumentar los impuestos a los ricos, de aplicar medidas anticíclicas frente a la crisis y de extender una austeridad verdaderamente temeraria”.

Señaló la hostilidad frente a la inversión privada que han significado consultas populares para frenar proyectos como el aeropuerto de Texcoco y la cervecería Constellation Brands, lo que ha significado no un acto radical “encaminado a abrir paso a una economía alternativa, sino un gesto de sabor anticapitalista sin más propósito que afirmar el poder autocrático del presidente, pero que generalizó la desconfianza de los empresarios en la economía mexicana”.

Consideró que todo ello lleva a la confusión, que puede dar lugar a “ocurrencias inesperadas e imprevisibles del presidente y su grupo gobernante”. Pero también destacó que esa confusión puede generar lo que denominó “un poder impotente”, una condición en la que “el poder autoritario se mueve en un círculo provocado por el desorden que reina en el gobierno y por la falta de salidas. Un poder impotente puede generar tensiones peligrosas que abran vías de escapatoria insólitas y sorprendentes, y podría impulsar las tendencias posdemocráticas que ya están presentes”.

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