De acuerdo con Enrique Krauze, su más reciente libro titulado El pueblo soy yo, es una colección de ensayos que analiza desde sus raíces históricas el fenómeno de la concentración del poder absoluto en una sola persona, con el fin de reflexionar sobre los riesgos que ello entraña para la democracia de los países donde se aplican estos modelos de gobierno.
En entrevista con Ciro Gómez Leyva para Radio Fórmula, el historiador señaló que en esta lógica se inscribe la inclusión en el texto del ensayo “El Mesías Tropical”, publicado en 2006, donde se analiza la figura de Andrés Manuel López Obrador como un líder carismático que se presenta a sí mismo como un redentor y percibido por amplias franjas sociales como un ser providencial hacia el que no se consiente la menor crítica. Precisó que a dicho material no le cambió ni una coma, porque el personaje al que se refiere sigue siendo en esencia el mismo desde hace 12 años, cuando buscó por primera vez ser presidente.
Negó tener algún conflicto personal con el candidato y afirmó que todos los cuestionamientos a su discurso y su modo de conducirse han sido respetuosos del ser humano. “Jamás lo he insultado, no hay un solo texto mío, un solo tuit mío que haya sido insultante con él”, señaló.
Agregó que reconoce en López Obrador su perseverancia, su honestidad personal, su preocupación auténtica por los sectores más desfavorecidos y su discurso consecuente en contra de la corrupción, sin embargo, son muy preocupantes su intolerancia a la crítica, su desconocimiento de la pluralidad y la institucionalidad, así como la generación de expectativas desmedidas en una sociedad polarizada.
Krauze dijo coincidir con Daniel Cosío Villegas, uno de los más agudos observadores del poder político en México, en el sentido de que la concentración del poder absoluto en una persona, invariablemente, lleva al desastre. Agregó que en la historia contemporánea hay varios ejemplos de ello como Cuba, Venezuela y más recientemente Estados Unidos, con Donald Trump.
Indicó que es indudable que existe una amplia posibilidad de que López Obrador pueda ser presidente, pero también hay muchas señales de su aspiración por ejercer un poder unilateral, sin contrapesos y eso no tiene nada que ver con una democracia liberal, como la que se quiere construir en México.
Subrayó que el PRI fue un largo régimen de nominación, que tenía elementos que se asemejaban a los de una monarquía absoluta y hereditaria con una estructura que poco a poco fue corrompiéndose, precisamente, por esa concentración del poder sin pluralidad alguna. Pero transitar de toda una estructura hacia un poder unipersonal no es, a su juicio, una mejor alternativa porque en el fondo quedaría mucho de esa cultura antidemocrática que en teoría se busca combatir. Y sobre esos riesgos alerta su libro, concluyó.
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