Los recientes nombramientos en el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por parte del gobierno de la llamada Cuarta Transformación, confirman que prevalecen el amiguismo, el influyentismo y el pago de favores en la designación de los funcionarios públicos, señaló Marco Levario Turcott, director de la revista Etcétera.
En entrevista para la primera emisión de Noticias MVS, expuso que más allá de la polémica entre partidarios y opositores del gobierno en funciones, el asunto de fondo es que las personas propuestas para ocupar diferentes cargos de importancia dentro del Conacyt no reúnen el perfil ni los conocimientos para esos puestos, y por lo tanto, para la ejecución de las políticas públicas de las que son responsables. Asimismo, aclaró que no se trata de una cuestión de discriminación, sino de subrayar que quienes durante años cuestionaron una serie de vicios, ahora que están en el poder caen en lo mismo.
Mencionó que el caso más reciente es el de María Chávez García, a quien se designó como Secretaria Administrativa del Fondo Sectorial Conacyt-Secretaría de Energía, es decir, tiene a su cargo el manejo de los recursos financieros de este fondo. En la información que ella misma difundió, su nivel máximo de estudios es secundaria y su única experiencia laboral es ser activista política y militante de Morena. O sea, en su currículum no hay nada relacionado con el área de competencia en donde ahora prestará sus servicios.
Lo mismo sucedió con el controvertido caso de Edith Arrieta, que aun cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador acusó a los medios de distorsionar la información sobre ella, quedó en evidencia que sus estudios son en diseño de modas, algo totalmente ajeno al cargo que se le había asignado en el Conacyt y que tras los cuestionamientos y la presión social, tuvo que dejar. Y también está el caso del encargado de la Comunicación Social en este organismo, quien tampoco reúne el perfil para el puesto que ocupa.
Con estos nombramientos, explicó, se contravienen las promesas de campaña del hoy presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien repetidamente sostuvo que de llegar al poder, se acabarían el influyentismo y el amiguismo y que Morena sería algo así como un “faro de la moralidad”.
Levario Turcott subrayó, sin embargo, que estos casos revelan que no hay ningún cambio respecto a los usos y costumbres del pasado, donde se premia la prebenda y la cercanía con el gobierno en turno y se deja de lado el expertise y la formación profesional para ocupar un cargo público; cuestionó que los medios y periodistas que criticaban este tipo de decisiones en las administraciones anteriores, hoy guarden silencio e incluso se sumen a la versión oficial de que hay una campaña en contra de la “cuarta transformación”.
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