jueves 28 marzo 2024

Recomendamos: Dos muestras de violencia contra la mujer cada hora: el machismo que impregna la televisión mexicana

por etcétera

Como cada día México amanecerá con una chica de escote imposible dando el pronóstico del tiempo, algún noticiero hablará de un crimen pasional para referirse a un feminicidio, las protestas de las mujeres contra la violencia serán reducidas a un grupo de vándalas que rompen el mobiliario público, la telenovela de la tarde mostrará la disputa entre dos mujeres por el amor de un hombre, una conductora acabará tundida en redes sociales por la narración de un partido de fútbol y una presentadora será silenciada por su compañero al aire.

El machismo es omnipresente en la televisión mexicana. El espejo de una sociedad dividida, violenta y desigual donde 10 mujeres son asesinadas cada día. “La televisión es un reflejo de la sociedad en la que vivimos y un aparato ideológico que construye realidades, idealizaciones y que contribuye a crear ideas de lo que está bien y lo que está mal”, señala Amneris Chaparro, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Pese al avance del consumo de Internet en el país, la televisión ha jugado un papel principal como medio de educación y entretenimiento para los mexicanos, especialmente para niños y jóvenes durante la pandemia. Esta franja de población, que representa un tercio de los habitantes del país, vio de media casi cinco horas de televisión al día, de acuerdo con el portal Statista, mientras que lo más visto durante el encierro fueron programas de noticias, magazines y encuentros deportivos, de acuerdo con Nielsen Ibope.

La investigadora Aimée Vega Montiel del Centro de Investigaciones Interdisciplinarias de la UNAM ha analizado el papel de la televisión como un instrumento social y cultural fundamental en la permanencia o la erradicación de la violencia y el machismo. En el estudio La responsabilidad de la televisión mexicana en la erradicación de la violencia de género, Vega Montiel monitoreó 544 horas de programación de los canales de televisión abierta durante un mes y encontró más de 900 muestras de violencia de género contra las mujeres y las niñas en noticieros, programas de entretenimiento, encuentros deportivos, shows infantiles, telenovelas, entrevistas, concursos y tertulias del corazón. Una media de dos ejemplos de violencia machista cada hora.

“[La jugada] prácticamente podría considerarse un feminicidio. La deja muerta ahí, en el área”, decía el periodista de Multimedios Adrián Marcelo, durante la narración de un partido en 2019. Este es un ejemplo de la apología de la violencia de género que cada día millones de ciudadanos consumen en México. Durante décadas y gracias a la televisión, personajes de este tipo se convirtieron en referentes que normalizaron la violencia contra las mujeres. “El deporte es de las últimas trincheras del machismo”, considera la periodista de Fox Sports Marion Reimers, la primera mujer hispanohablante en narrar una final de la Champions League.

Cada día Reimers recibe cientos de mensajes llenos de odio a través de redes sociales. Pese a ello, no ceja en el empeño de cambiar desde dentro esa última frontera del machismo. “El periodismo de deportes es un caballo de Troya muy grande, le llega a un montón de gente, en la medida en que los contenidos sean inclusivos van a ser de mayor calidad y gran parte de la población que no está representada, hoy en día, va a sentirse mucho más vinculada con lo que ve en los medios”, señalaba en una entrevista con este diario.

 “La televisión es machista porque nuestra cultura es machista”, opina la conductora Azucena Uresti, titular del noticiero de las 22.00 horas en Milenio Televisión. “Lo más machista que existe es el tratamiento de la información. Pese a los esfuerzos, la violencia que sufren las mujeres sigue abordándose de manera superficial”, asegura. Imposibles de olvidar las imágenes del cuerpo de Ingrid Escamilla, asesinada por su pareja y desollada. Su fotografía acabó en la portada de varios diarios que no dudaron en ser partícipes de aquel feminicidio atroz.

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