Durante su informe de los 100 días del tercer año de gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador no reparó en elogios y muestras de gratitud hacia las fuerzas armadas, al tiempo que exhibió el enorme poderío que le ha concedido tanto al Ejército como a la Marina al enlistar todas las atribuciones que han adquirido durante su administración.
Luego de mencionar una serie de supuestos logros de su administración en materia de programas sociales, combate a la delincuencia y ahorros presupuestales, entre otros, aseguró que tales resultados se deben en gran medida a “la lealtad de las secretarías de Defensa y de Marina” cuyo apoyo en la Cuarta Transformación ha dio “fundamental y estratégico”.
El presidente dedicó 720 palabras a mencionar, agradecer y reconocer lo que hacen estas dos dependencias. En contraste, al feminicidio sólo dedicó 17 palabras y a los trabajadores de la salud que han atendido la pandemia, dedicó apenas 15 palabras.
De hecho, manifestó un enfático agradecimiento expreso y personal a los titulares de la Sedena y Semar, Luis Crescencio Sandoval y José Rafael Ojeda Durán. Fueron los dos únicos nombres que mencionó. Por cierto, a Hugo López-Gatell no lo mencionó ni de forma indirecta.
No obstante, afirmó que decir que se está militarizando al país “carece de toda lógica y de la más elemental buena fe”. No es verdad, porque no se les ha pedido que hagan la guerra ni que repriman a nadie o que violen derechos humanos, dijo.
Para el presidente el hecho de que los militares concentren cada vez más poder no equivale a una militarización de la vida nacional, sino meramente es una muestra de “lealtad” de parte de estas instituciones.
Además de mencionar la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles y las obras del Tren Maya, destacó “la importancia de la creación de la Guardia Nacional, que ya cuenta con 100 mil elementos, los cuales operan desde 157 cuarteles construidos por los ingenieros militares en todas las regiones del país”.
Enlistó que los militares y marinos ayudan a la población en casos de desastre, a contener a la delincuencia organizada y a impulsar “la reconstrucción de la seguridad y de la paz en las regiones del país más afectadas por la violencia delictiva”. Ello, a pesar de que durante sus años de campaña aseguró que de llegar a la presidencia jamás colocaría al Ejército en tales labores, sino que harían que volvieran a los cuarteles.
Añadió:
“Con personal militar se cuidan las instalaciones estratégicas de la nación, se evita el robo de hidrocarburos, se enfrenta el contrabando, se persigue la corrupción en los puertos y se defiende la soberanía, se protege a migrantes y, por si fuera poco, las Fuerzas Armadas nos ayudan en la construcción de obras de infraestructura para el desarrollo del país”.
Según él, “sin los ingenieros militares y marinos no estaríamos en este proceso de construcción de obras y servicios, de acciones tan relevantes como el dragado o desazolve de ríos, la limpieza de playas, la construcción de canales, las sucursales del Banco de Bienestar, los cuarteles de la Guardia Nacional, los viveros para las plantas del programa Sembrando Vida, el manejo de la logística y la distribución de las vacunas contra el COVID. Sin su ayuda no habríamos podido realizar la tarea de reconstrucción o terminación de hospitales que el régimen neoliberal dejó abandonados o a medio construir”.
Siguió diciendo que su apoyo ha sido fundamental “para hacer frente a la pandemia” y también para emprender la construcción del Tren Maya, el nuevo aeropuerto de Tulum, el aeropuerto Felipe Ángeles, en Santa Lucía”
“En fin, el apoyo de las Fuerzas Armadas en la transformación de México ha sido, repito, fundamental y estratégico”.
Aseguró que “no habríamos podido enfrentar a la delincuencia y garantizar la seguridad de los ciudadanos con la extinta Policía Federal, que estaba podrida casi por entero, como lo prueba el hecho de que uno de los anteriores secretarios de Seguridad Pública permanece en la cárcel en Estados Unidos acusado de asociación delictuosa y lavado de dinero.
“Habría sido imposible ejecutar las obras públicas en curso con empresas constructoras mal acostumbradas o, mejor dicho, acostumbradas al influyentismo, la irresponsabilidad y la corrupción y con una Secretaría de Comunicaciones y Obras y Transporte, que había quedado reducida a una mera oficina para la entrega por consigna de contratos a empresas predilectas del país o del extranjero.
Aun así, para AMLO todo eso no equivale a militarizar el país:
“Las acusaciones de que estamos militarizando al país carecen de toda lógica y, en su mayoría, de la más elemental buena fe. No se ha ordenado a las Fuerzas Armadas que hagan la guerra a nadie. No se les ha pedido que vigilen u opriman a la sociedad, que violen las leyes, que coarten las libertades y mucho menos que se involucren en acciones represivas o violatorias de los derechos humanos. Por el contrario, en esta nueva etapa, la generosa y decisiva participación de nuestros soldados y marinos en acciones de desarrollo, bienestar y paz es refrendo de su lealtad a las instituciones civiles. Esa participación, además, contribuye a dejar atrás la distancia y hasta la desconfianza entre civiles y militares que se generó por las decisiones erróneas y perversas de los anteriores gobernantes.
“Por eso, reitero mi reconocimiento a esas dos importantes instituciones del Estado mexicano: la Secretaría de Marina y la Secretaría de la Defensa Nacional. ¡Gracias, almirante José Rafael Ojeda Durán! ¡Gracias, general Luis Crescencio Sandoval González!”.
Luego de este mensaje, desarrolló otros temas, pero ninguno con tal detalle ni con tal carga de gratitud.
