sábado 20 abril 2024

Dos ásperos enfrentamientos entre Anaya y AMLO durante el tercer debate; no hay nuevas propuestas

por etcétera

Ante la aseveración de Andrés Manuel López Obrador de que “estos dos” (aludiendo a José Antonio Meade y Ricardo Anaya) votaron a favor de aumentar la gasolina, el candidato de la coalición Por México al Frente rechazó tajantemente haber votado a favor.

Haciendo uso de sus acostumbrados apoyos gráficos—que le han valido numerosas bromas en redes sociales—Anaya enfatizó que fue uno de los legisladores que votó en contra del llamado “gasolinazo”, defensa que le costó valioso tiempo de argumentación.

Durante el tercer debate presidencial, celebrado en Mérida, Yucatán y moderado por Leonado Curzio, Gabriela Warketin y Carlos Puig, los cuatro candidatos a la presidencia respondieron preguntas enviadas por usuarios de redes sociales en seis temas: Crecimiento económico, pobreza y desarrollo, educación, ciencia y tecnología, salud y desarrollo sustentable.

Jaime Rodríguez “El Bronco”, José Antonio Meade, Andrés Manuel López Obrador y Ricardo Anaya estuvieron sentados a una mesa con un reloj digital ante cada uno para medir sus tiempos. El formato tipo “mesa de debate” se reveló mucho más fluido que los anteriores, en que cada uno ocupaba una tribuna independiente, ya que liberó a los candidatos de tener que hacer uso del espacio, les permitió estar más descansados físicamente y optimizar sus tiempos de participación.

Una y otra vez, como es ya costumbre en él, Andrés Manuel López Obrador insistió en que el problema central del país es la corrupción. De manera reiterada también y sin venir a cuento en la mayoría de los casos, José Antonio Meade criticó la gestión de AMLO como jefe de gobierno (2000 a 2006) en materia de seguridad, empleo, medio ambiente y combate a la corrupción, precisamente.

Por su parte, Anaya tuvo que centrar buena parte de sus esfuerzos en defenderse de los señalamientos de lavado de dinero que se han hecho en su contra y de los cuales fue absuelto, según dijo, mientras elevaba un documento para probarlo.

Meade, irónico, aseguró que dicha sentencia fue emitida por un tribunal electoral, el cual no tiene competencia en materia penal. A esto Anaya replicó que tal aseveración era falsa, ya que esa sentencia había sido emitida por un tribunal de circuito.

Anaya no se quedó corto en los ataques. Como lo hizo en los dos debates anteriores, dirigió sus embates hacia el puntero, López Obrador, a quien acuso al menos dos veces de haberse convertido en “lo mismo que criticas: un corrupto”.

Para sostener su dicho, acusó a AMLO de haber concedido de contratos sin licitación al ingeniero José María Riobóo por un monto de 170 millones de pesos. Aseguró que las pruebas correspondientes se encuentran en el sitio web www.debate2018.mx , en donde también están, dijo, las pruebas de su inocencia.

Esta acusación fue motivo de un ríspido intercambio entre Anaya y AMLO en donde prácticamente llegaron a los gritos. No fue el único momento así. Casi al final, el tema de la corrupción salió a relucir de nueva cuenta. Anaya espetó a AMLO “ya pactaste con Peña Nieto” y mostró fotografías de ambos.

AMLO rio y aseguró que eran fotografías del debate del 2012, “hace seis años que no veo a Peña Nieto”. Cuando Anaya le dijo que ya había pactado, le dijo “no es mi fuerte la venganza… es más, ni a ti te voy a meter a la cárcel”.

Pero también hubo coincidencia, sobre todo al inicio del encuentro. Los cuatro candidatos mencionaron la urgencia de combatir la corrupción, plantearon no elevar o reducir los impuestos y elevar los ingresos de las mayorías. En el tema de los programas sociales, Anaya, AMLO y Meade coincidieron en la necesidad de continuarlos, de formas diferentes.

El único que se opuso fue el Bronco. Aseguró que el asistencialismo es un error, pero acotó: no es lo mismo asistencialismo que atención a los grupos vulnerables.

La periodista Gabriela Warketin fue insistente, en cada una de sus intervenciones, en procurar que los candidatos le dijeran de dónde saldría el dinero para cumplir sus promesas de campaña. No tuvo mucho éxito. De AMLO obtuvo siempre la misma respuesta: del dinero que se ahorre del combate a la corrupción.

Anaya fue más preciso: de bajar el gasto corriente y elevar la inversión. “Primero tenemos que revisar el gasto, el gobierno gasta muy mal… No es momento de aumentar impuestos” dijo Anaya, hay que concentrarse en elevar el ingreso de las personas, en mejorar su salario.

Al respecto, José Antonio Meade criticó fuertemente las propuestas de AMLO. Mientras elevaba un estuche de DVD con la foto de AMLO con tocado de flores en la portada, dijo “esta película ya la vimos, la vieron 130 países y siempre termina mal, con pobreza y desempleo”.

AMLO repitió, en diversas intervenciones, las propuestas que ya son conocidas: impulso al campo, siembra de árboles frutales y maderables, impulso a las energías limpias, construcción de dos refinerías y búsqueda de la autosuficiencia alimentaria.

Respecto al TLCAN, dijo que buscará que se conserve, pero que considera que no debe ser “una fatalidad” para México el que no se llegase a renovar.

El tema en el que los candidatos estuvieron en mayor desacuerdo fue la reforma educativa. Mientras que AMLO fue radical al señalar que habrá que cancelarla por completo, Meade dijo que hacer tal cosa sería empeñar el futuro de los niños de México. Anaya dijo que habría que revisarla y el Bronco señaló que hay que evitar que el sindicato magisterial siga teniendo el poder que ha ostentado al momento y que lo que se debe hacer es regresar “poder al maestro” dentro del salón de clases.

Meade, AMLO y el Bronco defendieron, cuando la ocasión se los permitió, sus respectivos desempeños como funcionarios públicos. Meade aseguró que durante su gestión como titular de Sedesol “dos millones de personas salieron de la pobreza”, cosa que no ocurrió cuando AMLO fue jefe de gobierno en la CDMX en que la pobreza aumentó.

El Bronco presumió diversas medidas puestas en marcha durante su gubernatura en Nuevo León y el propio AMLO aseguró que, si su gobierno fuera tan malo como dicen sus adversarios, “los capitalinos no me apoyarían”.

Para finalizar, cada uno de los candidatos llamó a la ciudadanía a votar por sí mismo, asegurando ser la solución a los problemas del país.

 

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