viernes 29 marzo 2024

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por etcétera

En la semana de Pascua, los malos pensamientos cercaron a Gil. Intentó ocultarse de ellos dentro del clóset. En el extraño ataúd repleto de finas vestimentas, Gamés guardó silencio, pero al salir, los malos pensamientos seguían al acecho. De entre todos los malos pensamientos hubo uno que fue inamovible: de los cuatro candidatos a la Presidencia, no hacemos uno, ni una. La verdad es la verdad (muletilla patrocinada por Liópez y Morena).

Gilga oye y observa a Meade, un funcionario, Gamés no sabe si un político, apagado y pleno de temores, dicen que con gran experiencia en mil secretarías de Estado. Pues que se regrese a alguna de ellas a administrar y pagar la nómina. José Antonio Meade ha sido incapaz de defender las reformas que Liópez dice que arrasará con su corazón valiente y que el Presidente Peña impulsó a brazo partido. Que porque el PRI es una lápida, que el PRI le impide lucir, que el PRI lo despoja de fuerza. Cierto, pero añadan algo, Meade no tiene fuerza alguna para ser un candidato a la Presidencia, alguien que requiere de carácter, empatía, carisma, maldad, empuje, gracia, cuerpo, necedad, obsesión, resiliencia (gran palabra), inverecundia, relumbre, luz, incoherencia, oblación (gran palabra).

Meade les dice a sus adversarios: los invito a debatir sobre su situación inmobiliaria y sus propiedades. Como diría el puntero: le falta la sonaja y el chupón. ¿Esa es su forma de hacer campaña? No manchen, dónde están los encargados de la guerra electoral. No se lo tomen a mal a Gil, pero si no ocurre algo extraordinario, Meade terminará mucho peor que Roberto Madrazo en 2000. Un grito desgarrador hizo añicos el silencio del amplísimo estudio: ay, mis hijos y mis hijas, inexpertos e inexpertas, bonachones y bonachonas, ignorantes de sus límites.

‘Hipster’
El Joven Maravilla ha resultado un pequeño fracaso. Gil lo quiere ver en campaña, pero si no cambia su vestimenta, no veremos más que a un joven hipster en busca de un sueño. Caracho, ya nadie tiene asesores de campaña, solo Liópez, quien consiguió a Epigmenio, cuyo cinismo es como para hacerle un monumento a la Madre. Gil lo dice de verdad verdadera.

Ese saco corto, los pantalones de tubo, la camisa blanca sin corbata, sin button down. Desgracia: no parece presidente, parece un ingeniero en sistemas pleno de ternura y fe en el futuro. Articulado, ni qué decir, lo cual no es decir poco, pero caracho, quítenle el atuendo o cámbienlo un poco mucho: una chamarra, unos buenos vaqueros. Por cierto, se enfrenta a dos gordos, ¿nadie en su equipo ha reparado en eso? El Joven Maravilla Anaya podría ser más ágil, más rápido en los estrados. ¿Cómo ven a Gil metiéndole a la imagen de los candidatos? Obama ganó por inteligente, pero también por guapo. Ladies: ¿sí o no?

Las conferencias mañaneras de Anaya podrían ser una gran oportunidad, no para realizar análisis de orina y sangre, sino para usar todos los amaneceres como un instrumento punzocortante. ¿Contra quién? Contra Liópez. A duro y dale.

Más información: http://bit.ly/2H5sJ1p

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