Ricardo Anaya considera que el Tren Maya, obra emblemática del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, es tanto un ecocidio como un “tiradero de dinero” que ha hecho un gobernante que no respeta la ley.
En un video difundido en redes sociales, el excandidato presidencial se lanzó contra la destrucción ambiental y los gastos que ha implicado el Tren Maya, lo que enmarcó en los trastornos causados por el cambio climático en el mundo y en el país.
“Lo que de veras no tiene nombre es lo que han hecho con el Tren Maya. Y eso también es un hecho, aunque López Obrador se haya atrevido a decir esta mentira: ‘¿No van a tumbar un árbol?’ ‘Ni un solo árbol’, ‘¿no van a tumbar un árbol’, ‘ninguno’, ‘ni uno’ ‘ninguno’. Dijo que no iba a tirar un árbol”, comentó Anaya tras proyectar el video de una entrevista de Carmen Aristegui a López Obrador.
Tras ello, Anaya dio una idea del tamaño de la destrucción de árboles que ha provocado la citada obra: “Piensa en una cancha de futbol profesional del tamaño del estadio Azteca, que mide menos de una hectárea. Lleva 485 mil hectáreas deforestadas, y para brincarse todas las reglas en materia ambiental, el presidente acaba de declarar la obra del Tren Maya un asunto de seguridad nacional. O sea, los permisos como la Manifestación de Impacto Ambiental, que se están brincando, tienen una razón de ser. El propósito es medir el daño ambiental a la vegetación, a las especies animales, para eventualmente compensarlo. Pues con su declaratoria se pasa todo esto por el arco del triunfo”.
Acusó que, además del daño ambiental, está el gasto que significa la obra: “Y encima del crimen ecológico, el tiradero de dinero (…) De veras parece que el Tren Maya se diseñó en una servilleta. Han cambiado tres veces la ruta, pero no en los planos, sino cuando ya habían tirado los árboles y las cosas ya estaban construidas”.
Continuó no sólo sobre ambos aspectos, sino sobre la forma de gobernar del presidente: “Es un ecocidio y un tiradero de dinero. El gobernante que no respeta la ley, por definición, es un autoritario. Y eso es López Obrador, y esta frase lo pinta de cuerpo entero: ‘Y que no me vengan a mí con ese cuento de que la ley es la ley’. O sea, tenemos un presidente autoritario, y que, además, ahora hace política exterior con canciones de Chico Che”.
Antes, Anaya mencionó los preocupantes trastornos provocados por el cambio climático, y se refirió a la situación de México: “Pasan cosas muy graves: no hay agua en Nuevo León, más de 700 municipios están en sequía. Se inunda Tabasco, mira nada más cómo ha llovido en la Ciudad de México, calores infernales en Baja California, Chihuahua, Sonora, San Luis”.
Y criticó las principales obras públicas en ese contexto: “Viendo todo esto, de vera cuesta trabajo creer que López Obrador siga de necio con obras que agravan la situación. Es un hecho que para construir su absurda refinería destruyeron 230 hectáreas de manglares; es un hecho que están quemando cada vez más combustóleo en las termoeléctricas del CFE. Es un hecho (y hasta la Agencia Espacial Europea lo denunció) que en enero de este año, Pemex liberó a la atmósfera 40 mil toneladas de gas metano desde una plataforma petrolera en el Golfo de México”.
Advirtió al presidente que “gobernar no es un juego, informar no es un circo y el cuidado del medio ambiente no es un asunto menor ni un invento de quienes llamas despectivamente ‘seudoambientalistas’”, y concluyó: “Nos toca cuidar, nos toca conservar, nos toca construir. Ya basta de malas decisiones, ya basta de trampas y engaños. Recordemos que este mundo también será el hogar de nuestros hijos y de los hijos de nuestros hijos”.
