Más de 26 millones de mujeres y adolescentes refugiadas a causa de conflictos armados y desastres naturales en diversas regiones del mundo, carecen de acceso a la atención obstétrica y neonatal, los suministros para partos sin riesgos, la anticoncepción, la prestación de retrovirales o la atención para quienes han sufrido violencia sexual. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas, sólo el 5% de la ayuda humanitaria se destina a la salud sexual y reproductiva, un ejemplo es la actual crisis de los refugiados que tratan de cruzar a Europa del Norte por la ruta de los Balcanes, a raíz de la guerra en Siria.
De acuerdo con la ONU, uno de cada cuatro migrantes y solicitantes de asilo son mujeres, 6% de las cuales están embarazadas y no tienen ningún tipo de ayuda durante ese proceso. Si bien existen organizaciones de asistencia o algunos países como Macedonia han habilitado servicios de apoyo obstétrico, muchas de ellas no pueden esperar a las consultas y deben continuar su viaje.
Según el más reciente informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa), el conflicto en Siria ha provocado un incremento de los matrimonios precoces entre las niñas refugiadas sirias en Jordania, Líbano y Egipto, pues las familias de las menores ven en estas uniones una solución para “proteger su honra” durante el proceso de migración.
Se detalla que antes del conflicto, las parteras atendían el 96% de los nacimientos y actualmente, el acceso al cuidado prenatal o al parto seguro es extremadamente limitado y en algunos lugares no hay servicio alguno. Una situación similar ocurrió en África occidental donde las tasas de mortalidad materna ya estaban entre las más altas del mundo y la epidemia del ébola terminó de destruir los sistemas sanitarios ya de por sí precarios.
El reporte del Unfpa subraya que en un panorama mundial en el que más de 100 millones de personas requieren asistencia humanitaria, el mayor número desde la II Guerra Mundial, y en el que los refugiados y desplazados por los conflictos van en aumento, las mujeres se enfrentan a abusos, a la explotación sexual, a la violencia, a embarazos no deseados, a enfermedades de transmisión sexual y a partos inseguros. En el mundo, de los 10 países con mayores tasas de mortalidad materna, ocho sufren conflictos e inseguridad.
(Con información de El País)
