viernes 29 marzo 2024

Recomendamos: La variante delta se ceba con Israel, país pionero en la vacunación

por etcétera

Las calles de Jerusalén han vuelto a llenarse de rostros con mascarillas, sin que su uso sea obligatorio en el exterior. Hace ahora dos meses se levantaron las últimas restricciones en Israel, con la sensación de haber alcanzado la inmunidad de rebaño, y los tapabocas quedaron olvidados en los cajones. Con cerca del 60% de sus 9,3 millones habitantes inyectados con la pauta completa de Pfizer-BioNtech, los israelíes parecían haber dejado atrás la pandemia durante pasada primavera, mientras los países occidentales daban aún los primeros pasos en la campaña de inmunización.

Ya no es así. Israel sufre una elevada tasa de contagios por coronavirus tras la propagación de la variante delta. A pesar de la vacunación masiva, un 15% de los ciudadanos no quisieron vacunarse. El primer ministro, Naftali Bennet, acaba de tocar a rebato al advertir en una conferencia de prensa televisada en la noche del miércoles de que, aunque intentará evitar a toda costa un nuevo cierre de la economía, no quedaba más remedio que reimponer el confinamiento “como última línea de defensa, si fracasan todas las demás opciones”, coincidiendo con las festividades judías de septiembre.

El presidente del grupo de expertos que asesora al Gobierno, el médico especialista en salud pública Ran Balicer, reconoce en declaraciones al portal informativo Ynet que la velocidad de propagación de la covid en Israel es ahora “una de las más altas del mundo”, con cerca de 8.000 nuevos contagios diarios y una tasa de positividad de 5,5% en las pruebas de detección efectuadas el miércoles. Durante el último pico de la pandemia, registrado en enero, se rondaron los 10.000 casos diarios, con una tasa de positividad cercana al 10%. “Son unos datos preocupantes, a la vista del centenar de casos graves contabilizados cada día, lo que supone una pesada carga para el sistema sanitario”, ha alertado. Israel registraba el miércoles un total de 603 pacientes ingresados con síntomas graves o muy graves, de los que 106 se encontraban conectados a ventiladores.

Al inicio del verano, la vida cotidiana parecía haber vuelto a los días previos al primer confinamiento, en marzo de 2020, y los israelíes viajaron en masa al exterior después de más de un año de cierre de fronteras. Algunos importaron presumiblemente la variante delta. Israel ya no es el único país con un alto porcentaje de vacunación. España, por ejemplo, le supera por dos puntos, con el 64,7% de su población inoculada, si bien la cohorte demográfica menor de 12 años es muy superior en el Estado judío. La mayoría de los mayores de 40 años, no obstante, se vacunaron en enero o febrero en Israel, y recibieron un certificado que les iniciaba que la eficacia del antídoto expiraba a los seis meses, si bien el Ministerio de Sanidad la prorrogó hasta final de año.

 “Estamos librando una guerra en medio de una morbilidad que crece día a día”, ha admitido también el coordinador nacional para la pandemia, el doctor Salman Zarka, en una comparecencia ante la Kneset (Parlamento). La revacunación con la tercera dosis de Pfizer-BioNTech, que ha sido el arma esgrimida por Israel ante la denominada cuarta ola de la covid, empieza a mostrarse eficaz tres semanas después de haberse ofrecido a los mayores de 60 años como vía para frenar los ingresos hospitalarios.

La efectividad de la inyección de refuerzo en ese colectivo se eleva hasta el 86%, según un estudio preliminar de la mutua sanitaria Maccabi, que da cobertura a una cuarta parte de la población. El Ministerio de Sanidad aseguraba en julio que la efectividad de la protección tras la segunda dosis de Pfizer-BioNTech se había reducido al 39%, en comparación con el 90% que ofrecía a los inyectados en enero. Ninguno de estos estudios se ha visto avalado por su revisión científica en las revistas médicas más prestigiosas.

Estados Unidos acaba de anunciar que seguirá los pasos de Israel a partir de septiembre y revacunará con la tercera dosis a las personas más vulnerables. Muchos países europeos, entre ellos España, sopesan mientras tanto adoptar la medida, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud ha recomendado aguardar a que la población de riesgo de los países más desfavorecidos quede inmunizada, a fin de prevenir la aparición de nuevas variantes de la covid más contagiosas y letales.

1,2 millones de terceras dosis

Israel va a extender ahora la inmunización con la tercera dosis a partir de los 40 años, medida aprobada este jueves por el comité de expertos, tras haberla ampliado el pasado día 13 a los mayores de 50 años, así como al personal sanitario y a personas inmunodeprimidas. Más de 1,2 millones israelíes, un 12% de la población, se han revacunado ya. La prensa hebrea anticipa que la tercera dosis puede extenderse a todos los mayores de 12 en las próximas semanas. A pesar de los indicios esperanzadores, la curva letal entre los infectados por la covid-19 no deja de crecer. Más de 120 de ellos han perdido la vida en la última semana: el doble que durante todo el mes de julio y 15 veces más que en junio.

El pinchazo de refuerzo, que se está mostrando seguro y sin apenas efectos secundarios, ha venido acompañado de la reinstauración de restricciones. La semana pasada se reintrodujo en Israel el certificado covid como salvoconducto en la vida cotidiana para poder acceder a salas de conciertos, recintos culturales y deportivos, bares y restaurantes, gimnasios, hoteles y cines, entre otros espacios. El llamado pase verde acredita la vacunación completa, haber superado la enfermedad o contar con una prueba de detección negativa en caso contrario.

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