viernes 19 abril 2024

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por etcétera

En un paisaje idílico, tumbada sobre una toalla y luciendo un vientre perfecto. Así aparece la modelo Essena O'Neill, de 18 años, en una desus fotografías en Instagram, pero la realidad no es tan obvia. Esa imagen es el resultado final de más de cien tentativas con la misma pose para conseguir que su estómago se viera bien. "Me hubiera gustado comer bien ese día. Probablemente le grité a mi hermana pequeña hasta que consiguiera una foto que me gustara". La joven australiana confiesa esta y otras verdades que esconden sus instantáneas y ya ha tomado una decisión: abandonar la plataforma—donde tiene 712.000 seguidores— porque, dice, "las redes sociales no son la vida real".


El 27 de octubre, O'Neill eliminó más de 2.000 fotografías que había compartido con otros usuarios en Instagram "que no sirvieron para otro propósito que no fuera la auto promoción" y creó una página web para ayudar a otros adolescentes y jóvenes a desengancharse de los follows y los likes, relata la modelo. En su sitio Let’s be game changers (vamos a cambiar el juego), la australiana comparte vídeos y textos en los que relata y confiesa sus sentimientos y hasta ha escrito su declaración de principios —veganismo, salud mental, física y espiritual o preservación del planeta Tierra, entre otros—.


"Para ser realistas, he pasado la mayor parte de mi vida siendo adicta a las redes sociales, la aprobación social, el estatus social y mi apariencia física. Estaba consumida por ello. ¿Cómo podemos darnos cuenta de nuestros propios talentos si no dejamos de fijarnos en los demás?", ha escrito O'Neill en la última fotografía que ha subido a Instagram, hace una semana, y que dice: "Somos una generación de cerebros lavados". La modelo explica que no ha eliminado todas las fotografías que tenía, sino que ha retitulado algunas para confesar cuál es el auténtico proceso de preparación que hay detrás de cada una. También ha pedido perdón por engañar, pero, dice, "no lo hacía conscientemente, estaba obsesionada con gustar a los demás".


O'Neill consiguió incluso que diferentes marcas le pagaran por lucir sus productos. "Ganaba 1.300 euros fácilmente por un post", cuenta la joven. Por una fotografía —aparentemente natural— en la que aparece sonriendo, con un vestido marinero y bebiendo zumo, la australiana ganó 365 euros: "Por aquel entonces, tenía 150.000 seguidores; con medio millón supe que muchas marcas online pagaban 1.800 euros por una imagen. Esta fotografía no tiene sustancia. Tened cuidado con lo que promocionan las personas y preguntaos a vosotros mismos: '¿Cuál es su intención detrás de la foto?", dice O'Neill.


http://elpais.com/elpais/2015/11/03/estilo/1446547570_629565.html?id_externo_rsoc=FB_CM&id_externo_rsoc=TW_CM


 

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