martes 16 abril 2024

Recomendamos también: Thomas L. Friedman: “Hay que explicar a los redactores que los clics no lo son todo

por etcétera

Thomas (Tom) Friedman, de 65 años, es el periodista de prensa vivo con más Pulitzer, además del autor de media docena de best sellers. Empezó en 1979 como corresponsal de The New York Times en Oriente Medio (cubriendo la toma la Mezquita de La Meca en Arabia Saudí por integristas musulmanes y la Revolución de Irán); pasó a ser corresponsal en la Casa Blanca; y, en la actualidad, es uno de los estandartes de la sección de Opinión del diario, con un estilo provocador, a medio camino entre el reportaje, el análisis y la exclusiva.

Pregunta- Usted es de St. Louis Park, un pueblo de Minnesota de 45.000 habitantes, del que también son los directores de cine Joel y Ethan Coen, el ex senador Al Franken y el filósofo Steven Pinker, que ha ganado el Premio Princesa de Asturias de Ciencias Sociales este año. ¿Qué pasa allí? ¿Le echan algo al agua?

Respuesta- Lo que pasa es que hubo una combustión de, por un lado, gente de origen escandinavo, católico y protestante, y, por otro, de judíos que salieron del gueto que compartían con los afroamericanos en el norte de Minneapolis. En los años 30 y 40, Minneapolis era la capital del antisemitismo en EEUU, hasta que Hubert Humprey [que luego sería candidato a la presidencia en 1968] ganó las elecciones a la alcaldía y limpió el gobierno local. Mis padres y otros judíos salieron del gueto, pero se encontraron con que en Minneapolis estaba prohibido vender casas a gente a la que las leyes de la época llamaban «hebreos». St. Louis Park no tenía esa regulación, así que se fueron allí.

P.- ¿Cómo resultó la mezcla?

R.- Explosiva, en el mejor sentido del término. Fue un encuentro entre unos suecos muy pluralistas y abiertos, y unos judíos totalmente neuróticos, que llegaban con una educación muy buena y mucha ambición y aspiraciones sociales. Era estrambótico. Lo mejor para comprenderlo es ver las películas de los Coen. Fargo es sobre St. Louis Park. Y Un tipo serio, donde me ofrecieron un pequeño papel que no pude hacer porque no tenía tiempo, trata de nuestra escuela judía. De hecho, hasta usan el nombre real del maestro.

P.- Al margen del aspecto hollywoodiense, ¿qué hacía especial a St. Louis Park?

R.- La combinación de esas dos comunidades creó un pueblo con un espíritu cívico muy alto, lo que, a su vez, hacía que la gente participara en las discusiones políticas. Así se explica que dos judíos de St. Louis Park como Michael Sandel y Thomas Friedman, que hemos sido respectivamente padrinos en la boda del otro, ganemos premios vinculados a las ciencias sociales en España el mismo año. Mi periodismo no se puede entender sin entender cómo era St. Louis Park.

P.- Ésa es una de las ideas de su último libro, Gracias por llegar tarde.

R.- Sí. En Gracias por llegar tarde regreso a St. Louis Park para comprobar si lo que yo me imaginaba que era la cultura cívica del pueblo es real o es algo que yo había idealizado desde la distancia. Lo hice porque me di cuenta de que, aunque había regresado a Estados Unidos tras dos décadas en Oriente Medio, en realidad Oriente Medio se había venido conmigo. No en un sentido psicológico, o tan siquiera metafórico, sino real.

Más información: http://bit.ly/2Eh3x8P

También te puede interesar