viernes 19 abril 2024

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por etcétera

Antes del inicio del debate los organizadores temían ante todo, el bostezo. El ejemplo de aburrimiento tomó forma el pasado jueves en el debate de los aspirantes a la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. “¡Qué horror!”, decía una empleada del INE mientras supervisaba los últimos detalles del escenario en el Palacio de Minería, en el corazón de la capital mexicana. Dos horas después, hacia las diez de la noche, el sentimiento era que los candidatos habían dado espectáculo alejándose del tedio que generaban los formatos de los debates en las presidenciales mexicanas.

Andrés Manuel López Obrador fue el último candidato en llegar a Minería. Bajó de su automóvil y entró por un gran portón de este edificio de finales del siglo XVIII. Segundos después, el cielo descargó con rabia litros de agua y en los patios del edificio comenzaron a tronar los rayos de una tormenta imprevista. “Nosotros contábamos con que no iba a llover”, dijo con una sonrisa una de las organizadoras del debate. El gesto reflejaba con sorna que el azar se apoderaba en ese momento de un evento planeado con cautela y hasta el mínimo detalle desde hace meses. Siempre, sin embargo, hay espacio para la improvisación. Una de las moderadoras de la noche dejó una de sus prendas en su casa. Una asistente de producción tuvo que prestarle su ropa para completar el vestuario.

El Instituto Nacional Electoral, el organizador del debate, eligió un color morado para decorar la fachada de Minería. La tonalidad recordaba a la misma que utilizó Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, como identidad de su breve Gobierno de 800 días en el Estado de Nuevo León. La coincidencia se hizo premonitoria cuando el candidato desató las primeras risas en gran patio acondicionado para los invitados, llamado de la Autonomía. Un centenar de políticos y las autoridades electorales atestiguaron el primer encuentro de los candidatos rodeados de mesas con bebidas y alimentos como frutos secos, palomitas y verduras ralladas.

Los primeros minutos del debate fueron tensos. En el salón de invitados había un atronador silencio que permitía oír la vibración de los teléfonos móviles de los políticos presentes. Los consejeros electorales estaban nerviosos porque no sabían cómo iba a funcionar el formato del debate, que iba a ser probado por primera vez en el país y que permitía a los periodistas re preguntar y ceder la palabra a otros aspirantes para hacer más ágil la contienda.

Los golpes de efecto del Bronco al mostrar una bala de uno de los atentados que sufrió y al mostrar su número de WhatsApp para recibir propuestas fueron imprimiendo ritmo al encuentro. Los presentes en el patio de la Autonomía se reían con los memes recibidos en sus teléfonos minutos después de oír una de las propuestas más descabelladas del exgobernador de Nuevo León: cortar la mano a los que roban. El polémico político fue preparado para el debate por el publicista Memo Rentería, de acuerdo con Javier Pro, su representante ante el INE.

Más información: http://bit.ly/2vE4ANE

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