Es una inusual mañana soleada porque el norte de Alemania es muy lluvioso. Los colores del pasto y del cielo parecen editados con Photoshop. Mi café tiene un sabor dulce y si la pequeña rubia frente a mí no estuviera hablando sobre cómo excitarse frente a las cámaras, sería un momento perfectamente idílico. Todos dicen que la época dorada del porno ya se acabó. La gente que se mete a Pornhub y a Redtube ya no está dispuesta a gastar dinero en videos a pesar de que algunos tienen un costo de producción muy alto. Y hoy en día ya nadie quiere ver escenas pixeleadas con música típica de porno. Entonces, suponiendo que la era de las superestrellas porno ya se acabó, entonces el futuro de la pornografía podría estar en este mismo jardín, en medio de unos suburbios de clase media en Hamburgo.
Schnuggie91 es una de las estrellas porno amateur más exitosas de Alemania. Sube sus videos a MyDirtyHobby, una plataforma que mezcla porno DIY y livecam, y se sienta frente a su webcam durante horas todos los días. Por ahora. Quiere entrar a la universidad algún día. “Renuncié a mi trabajo en el banco porque quería terminar mis estudios y necesitaba un horario flexible. Después, una amiga me contó sobre MyDirtyHobby”. La chica de 22 dice que siempre ha sido muy abierta en cuanto al sexo. Por lo tanto, no le molestaba grabarse mientras tomaba un baño o se masturbaba. Lo mejor del trabajo, que ella ve más como un hobby, es que puede hacerlo donde sea. Lo único que necesita es conexión a internet. Se ve tranquila, su lenguaje corporal y sus expresiones faciales reproducen el look de la chica de al lado a pesar de su apariencia impecablemente producida. Es un cliché en el porno pero al parecer todavía funciona.
“¿Me acompañas arriba?”, pregunta Schnuggie. Al fin. La sigo a través de la casa familiar que comparte con dos roommates. Uno de sus roomies hace videos con Schnuggie. Entre los dos adaptaron el sótano para que funcionara como una mazmorra sexual. Me perturba porque se parece a la asquerosa película de Fifty Shades of Grey. Pero por ahora vamos hacia su recámara en el primer piso. Esta recamara se ve más simple. Una cama doble, un estante, un sillón en la esquina, una mesa para café con revistas encima y un escritorio donde está su herramienta de trabajo más importante: su computadora. Si no fuera por el clóset lleno de tacones altísimos, los dildos de varios tamaños y la colección de vibradores, se vería como la recámara de una estudiante cualquiera.
