viernes 29 marzo 2024

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por etcétera

El pasado sábado 17 de marzo supimos, gracias a una investigación conjunta de los periódicos The New York Times y The Observer, que una consultora que trabajó para Trump manipuló datos de 50 millones de usuarios de Facebook. “En 2014 Cambridge Analytica se hizo con una base de datos de pretendido uso académico y la explotó sin permiso para elaborar estrategias electorales durante las elecciones de Estados Unidos”, especialmente las que ganó Trump en 2016. Este descubrimiento ha provocado que las acciones de Facebook se desplomen casi un 7% y una tormenta política mundial. Tanto el Congreso de EE UU como el Gobierno británico y la Comisión europea han abierto sendas investigaciones.

Pero el tema es más grave de lo que parece, porque no solo afecta a Facebook, sino a la Economía del dato, que es lo mismo que decir la Economía Digital, que es lo mismo que decir la Economía del Siglo XXI, o la economía, a secas. Porque lo más grave no es que se hayan utilizado mal los datos de 50 millones de usuarios de Facebook, que lo es, sino que se ha dañado la confianza de los usuarios en cualquier cosa que suene a #BigData e #InteligenciaArtificial.

Solo hay un negocio: el de la confianza

Con los años aprendes que, en realidad, solo hay un negocio: el de la confianza. Es la esencia de cualquier trato comercial, tanto presencial como digital. Como también lo es de otras facetas de la vida social: pareja, familia, amistad, política, religión… El tendero no vende solo su producto, vende confianza. Y también los abogados, los médicos, el fontanero, un banco, una compañía de seguros, la operadora de telecomunicaciones, el correo electrónico, las redes sociales, un periódico, etc.

La confianza es un camino de dos direcciones. Viene de cum + fide. Es decir, ha de ser una fe mutua, del uno en el otro. Se le suele añadir el adjetivo ciega, porque, si uno se fía de alguien, no necesita vigilarle ni controlarle todo el rato. En cierto modo es lo contrario de la obligación de transparencia, porque se exige transparencia, justamente, a aquél del que no te fías (por ejemplo, los políticos). Si te fías, no estás pidiendo explicaciones constantemente. Hasta que pasa algo.

Más información: http://bit.ly/2GRXas8

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