jueves 28 marzo 2024

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por etcétera

Para muchos naturistas, aquellos que pregonan una vida basada en la convivencia nudista en sociedad, y decenas de miles de swingers, que intercambian parejas sexuales, Cap d’Agde, en el sur de Francia, se ha convertido en los últimos años en un destino tradicional de las vacaciones de verano.

Pero un rebrote de casos de coronavirus en este lugar puso un foco de luz incómodo sobre su estilo de vida alternativo.

En las últimas jornadas, Francia experimentó un aumento en los contagios de covid-19, con 7.000 personas que dieron positivo en un solo día.

La zona sur del departamento de Hérault, y Cap d’Agde en particular, hogar del complejo naturista más grande de Europa, es testigo de algunos de los mayores números.

Pero ahora las autoridades de salud, que establecieron una unidad de prueba móvil fuera de la villa naturista, descubrieron que el 30% de 800 personas examinadas dieron positivo.

“Todos sabemos por qué estamos aquí”

Conocida como la “villa naturista”, el complejo es una comunidad apartada con alrededor de una docena de clubes swinger y saunas, así como clubes nocturnos eróticos que tienen escondites para que las parejas tengan intimidad dentro o fuera de la vista de los demás.

Por supuesto, no todos los naturistas son swingers y algunos visitantes solo prefieren el campamento más tranquilo frente el resort principal.

Pero lo concreto es que en Cap d’Agde hay mucho contacto entre personas.

“Todos están en contacto cercano durante todo el día y, por supuesto, desnudos”, dijo una pareja swinger a la BBC.

“Todos sabemos por qué estamos aquí. Hay muchos otros sitios naturistas familiares más tradicionales en otras partes de la costa sin los clubes de sexo”.

En plena temporada de verano, el pueblo atrae en promedio a unas 45.000 personas al día, y la mayoría pasa una semana en una propiedad alquilada con nombres como Babilonia, Cupido o Edén.

También hay visitantes solo por el fines de semana y por el día.

Pero eso fue antes del coronavirus.

Cómo empezó el brote

A fines de agosto, dos empleados de un lujoso resort en el pueblo dieron positivo por covid-19.

El dueño del hotel admitió que se había realizado una fiesta sexual en la azotea y que las reglas de distanciamiento social habían desaparecido.

Esto “nos golpeó doblemente”, explicó David Masella, director de la “villa naturista”.

“El 40% de nuestros visitantes son extranjeros, la mayoría proceden de los Países Bajos y Alemania, seguidos de italianos y británicos”, describió.

“Con el virus, muchos de esos turistas extranjeros habituales no vinieron este año. Y luego, por supuesto, fuimos afectados por el virus, pero tal vez eso era inevitable”, analizó.

“Con 10.000 espacios para acampar y 15.000 camas en el propio pueblo, la densidad de población aquí es siete veces mayor que en la cercana ciudad de Montpellier”, añadió Masella.

Cómo respondieron las autoridades locales

Las autoridades sanitarias francesas dicen que la tasa de pruebas positivas del centro móvil que se instaló en Cap d’Agde es cuatro veces mayor que en el área circundante.

El personal médico destacó que ninguno de los casos necesitó tratamiento hospitalario urgente.

Como en el resto de Agde, cubrirse el rostro dentro del pueblo es obligatorio, pero las máscaras y el distanciamiento social no encajan realmente con el swing.

Conocí a dos parejas tomando una copa y los cuatro viven en el pueblo todo el año.

Jérôme y Nadège, de unos 40 años, se conocieron en un club de swingers en Burdeos hace unos años y se mudaron juntos.

“El pueblo pasó de la noche a la mañana de un lugar mágico a uno trágico”, dijo Nadège.

“Claro que todos tomamos riesgos. El encierro fue tan duro y largo que era importante para nuestro bienestar terminarlo”, opinó.

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