jueves 28 marzo 2024

Recomendamos también: Bolsonaro da alas al golpismo en un acto contra la cuarentena

por etcétera

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se presentó de improviso este domingo en Brasilia en un acto convocado para protestar contra la cuarentena en el que se hicieron abiertos llamamientos a una intervención militar. “Nosotros no queremos negociar nada. Queremos acción por Brasil”, arengó el mandatario desde una camioneta a la multitud reunida frente a la sede del Ejército cuando Brasil suma 38.654 casos de coronavirus y 2.462 muertes confirmadas. El discurso de Bolsonaro, punteado por la tos, fue condenado por el presidente de la Cámara de los Diputados, jueces del Tribunal Supremo y dos tercios de los gobernadores. Mientras los ministros militares mantenían silencio en público, algunos de ellos y otros altos mandos de las Fuerzas Armadas expresaban su incomodidad desde el anonimato.

Los guiños del presidente a los llamamientos autoritarios de sus seguidores más ultras son constantes mientras refuerza su estrategia de señalar enemigos para mantener la cohesión de su base electoral. En las últimas semanas ha trasladado la batalla política a la crisis del coronavirus mientras insiste en comportamientos que incumplen las normas más esenciales para evitar los contagios de covid-19. Además del acto en Brasilia con peticiones de clausurar el Congreso, sus seguidores protagonizaron en varias ciudades caravanas de protesta contra las medidas de aislamiento recomendadas por el Ministerio de Salud. Este lunes Bolsonaro ha dicho que espera que sea la última semana con medidas de aislamiento social.

Bolsonaro es un capitán que entró muy joven al ejército en plena dictadura (1964-1985) y que fue invitado a abandonarlo tras insubordinarse para reclamar una subida salarial. Fue entonces cuando arrancó una carrera como diputado que duró casi tres décadas.

La crisis del coronavirus ha dejado al presidente políticamente aislado frente al amplio consenso alcanzado por prácticamente todos los gobernadores, que aunque son de distintos signos políticos implantaron cuarentenas en sus respectivos Estados y las mantienen pese a la presión. Es en ese contexto en el que el mandatario les ha sumado a una nómina de enemigos en la que destaca junto a la izquierda el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, al que culpa de entorpecer su gestión y acusó la semana pasada de estar urdiendo un plan para derrocarlo. Maia tuiteó el domingo por la noche su “repudio a cualquier acto que defienda la dictadura, atentando contra la Constitución” y recordó que, a diferencia de lo que sucede en Brasil, “el mundo entero está unido en la lucha contra el coronavirus”.

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