jueves 28 marzo 2024

Recomendamos: La campaña de desinformación de Rusia sobre la guerra en Siria

por etcétera

El Kremlin ha respondido a las pruebas sobre el supuesto ataque químico en Siria con una estrategia ya familiar en su guerra de desinformación: confundir sobre los hechos difundiendo al menos cinco narrativas alternativas y falsedades, según expertos que se apoyan en estudios independientes. El objetivo: que ninguna versión sea creíble, agregan. También, con sus medios en español, que operan tanto en España como en América Latina.

Las informaciones de hace diez días sobre decenas de víctimas en un ataque en la localidad rebelde de Duma, en las afueras de Damasco, motivaron este sábado la represalia de la coalición de EE UU, Francia y Reino Unido contra el régimen sirio, aliado de Rusia. La respuesta no tenía por fin derrocar al presidente sirio, Bashar el Asad, ni proteger a los civiles sino que fue presentada por el Pentágono como un “golpe de precisión” contra centros de producción y almacenamiento de armas químicas.

El ataque con sustancias químicas en Duma no ha sido confirmado aún por los inspectores de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ), pero grupos de periodistas independientes como la estadounidense Snopes o la británica Bellingcat han verificado la credibilidad de los vídeos y fotos grabados por activistas. Ese material gráfico fue también la base del informe de inteligencia que Francia desclasificó este sábado. La evidencia se suma a la recabada por la Organización Mundial de la Salud, que reportó que 500 personas fueron tratadas por síntomas de exposición a químicos tóxicos.

Como respuesta a la presión, los medios de propaganda internacional de Rusia —su televisión RT y sus agencias de noticias Sputnik y Tass— han promovido versiones en muchos casos extremas y a menudo contradictorias, un comportamiento habitual del Kremlin cuando es confrontado con hechos. En la guerra, todas las partes suelen mentir o exagerar, pero lo singular del caso de Rusia es su confianza en teorías de la conspiración o pruebas completamente fabricadas, señalan los expertos. Al Kremlin le valen temporalmente porque consigue el objetivo de sembrar confusión, pero a la larga las mentiras son desmontadas, según el East Stratcom, el Equipo de Estrategia de Comunicación para el Este de la Unión Europea.

En Siria ha sido una “táctica de manual” desde el ataque químico de 2013 que mató a más de 1.400 civiles y que la inteligencia estadounidense atribuyó al régimen sirio, según el profesor de la Universidad de Birmingham Scott Lucas. Estas son versiones que Rusia ha promovido sobre Duma:

1. Los Cascos Blancos son “terroristas”.
Al menos tres vídeos fueron publicados el día del ataque y al día siguiente por grupos afines a los rebeldes sirios, entre ellos los Cascos Blancos, también conocidos como Defensa Civil Siria. En ellos se ve a decenas de cadáveres con síntomas propios de ataques con gas, como espuma en la boca. Los Cascos Blancos son una organización de rescate cuyos miembros portan cámaras, lo que les ha convertido en una de las fuentes principales de evidencia sobre los ataques contra civiles en Siria para otros países.

La importancia de este grupo reside en que debido a la escasez de periodistas internacionales sobre el terreno, se ha convertido en una de las pocas fuentes para documentar el sufrimiento de los civiles en las zonas rebeldes de Siria atacadas por el régimen y su aliado ruso.

Debido a que son testigos incómodos, el Kremlin lleva años cuestionando la imparcialidad de los Cascos Blancos. El investigador Lucas señala que Rusia odia a los Cascos Blancos porque entre otras cosas han mostrado cómo las fuerzas rusas destruyeron hospitales durante el sitio de Aleppo en 2016. Con frecuencia en RT aparecen entrevistados que aseguran que los Cascos Blancos son “terroristas”. Estos días RT ha publicado artículos en los que cuestionan la integridad de este grupo, acusándolos de saquear los víveres de víctimas hambrientas.

Más información: http://bit.ly/2H6xoU7

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