jueves 18 abril 2024

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por etcétera

En los últimos seis años, el abogado Glenn Green­wald (Nueva York, 1967) se ha convertido en una figura fundamental del periodismo de investigación. Instalado en Río de Janeiro desde hace 15 años, a él acudió en 2012 el analista Edward Snowden con los documentos que destapaban los programas de vigilancia masiva del Gobierno de Estados Unidos porque había leído su trabajo. La publicación de esa historia en The Guardian le valió un Pulitzer y derivó en la creación del medio digital The Intercept. Ahí es donde desde hace un mes publica su última gran historia: los mensajes que intercambiaron Sergio Moro, el juez que condenó al expresidente Lula da Silva a prisión y es un símbolo de la lucha anticorrupción, y los fiscales de la investigación Lava Jato, la vertiente brasileña con la que arrancó el caso Odebrecht. Moro colgó la toga para ser ministro de Justicia con el presidente Jair Bolsonaro y acaba de anunciar que se toma cinco días de permiso sin sueldo, a partir del lunes 15 de julio, para resolver “asuntos particulares”. Desde que sacó la exclusiva, Greenwald es un villano para quienes ven a Moro como un héroe. Y viceversa.

El periodista, que ha firmado media docena de libros y es conocido por ser un feroz y heterodoxo crítico del poder y las élites, no teme la polémica, y ha señalado enfáticamente los errores de los demócratas y de los medios tras la elección de Trump. Ha denunciado que el movimiento anti Trump es “la primera #resistencia en la historia que venera a las agencias de seguridad estatales”. Es decir, que ha confiado, entre otros, en el exdirector del FBI Robert Mueller.

En Brasil, Greenwald es además el marido de un diputado de izquierdas, David Miranda, con el que adoptó dos niños y ha formado una familia. Desde que destapó la información de Moro, lleva seguridad armada. El sonido de la lluvia torrencial punteado por ladridos —viven con una veintena de perros— es el trasfondo de esta entrevista en la casa familiar, en Río de Janeiro.

PREGUNTA. ¿Cómo recuerda el instante en que recibió la filtración sobre Sergio Moro?

RESPUESTA. Fue algo muy parecido a lo que sentí al recibir los archivos de Snowden. Incredulidad. En periodismo logras buenas historias, pero muy rara vez son rompedoras. Esta vez sabía que esto sería una bomba en Brasil porque lo que leía no solo era impactante, sino que implicaba a quien probablemente es la persona más respetada y poderosa del país, más incluso que el presidente. Sabía que iba a ser muy controvertido. Él es probablemente quien da credibilidad y legitimidad al Gobierno de Bolsonaro.

P. ¿Los papeles los depositaron en los buzones de su web? ¿Le llamaron?

R. No puedo contar nada para proteger a la fuente.

Más información: http://bit.ly/2XJxtFQ

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