Georg Lukács (Budapest, 1885), pensador húngaro que trató de desarrollar filosóficamente el marxismo, murió en 1971. En 1973 apareció, en una caja fuerte de un banco de Heidelberg, una maleta que contenía correspondencia, manuscritos y anotaciones dejadas allí por Georg Lukács en 1917, poco antes de regresar a Budapest. Entre esos diversos manuscritos, se encontraba un diario escrito en húngaro y en alemán. Tras su publicación en húngaro (1981), aparece ahora el texto completo del diario en alemán (Brinkmann & Bose de Berlín). El diario revela los dramas y deseos del autor, su permanente miedo a la frivolidad, y sobre todo, la tremenda crisis que le causó la muerte de su amiga Irma Siedler.
El diario es, por decirlo así, un diario intelectual, o, por expresarlo con las palabras del mismo Lukács, un diario del “yo inteligible” del autor.
Miedo a la frivolidad
La preocupación constante y central de ese diario es la obra, el desarrollo del pensamiento y las ideas, y sólo a través de todo eso y de lo que eso supone o determina llegamos a saber algunas cosas sobre la persona: sobre las crisis del autor, sobre sus amigos, sobre sus dramas y deseos, sobre un curioso y permanente miedo a la frivolidad, temor y casi terror que expresa constante y machaconamente.El personaje central del diario es, junto al autor, la pintora Irma Siedler, a la que Lukács había conocido en 1907, con la que había viajado en 1908, en compañía de Leo Popper, a Italia y con la que crea una extraña relación sentimental, difícil de especificar o calificar, y que nunca llegaría ni a clarificarse ni a realizarse en casi ningún sentido. Como la describe el mismo Lukács, más que de amor se trataba de una “simpatía mística”. El diario demuestra, sin embargo, la importancia decisiva que esa relación sentimental tuvo en la personalidad “esencialmente asensual, asexual, racionalista” de Lukács, como él mismo lo escribe, y mucho más todavía en su obra de la época, particularísimamente en el libro El alma y las formas, al que, por decirlo así, el diario presenta como el fruto de ese amor imposible. Acerca de la importancia de Irma en la vida de Lukács escribe: “… Siento de alguna manera: sólo con una mujer así es posible un matrimonio, pues sólo de una mujer así está permitido tener un hijo, pues entonces también el hombre tiene un hijo: objetivación del gran anhelo, adquisición de una forma -no el fruto casual de una hora embriagadora-“.
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