jueves 28 marzo 2024

Recomendamos: Emigrar de Venezuela sin nada en el bolsillo

por etcétera

La cada vez más complicada crisis económica empuja a los venezolanos a cruzar en masa la frontera, un fenómeno que Colombia resiente especialmente. En los barrios pobres de Caracas se vive una diáspora motivada por el hambre y la voraz inflación, la misma que años atrás estaba encarnada por profesionales en busca de oportunidades, que se iban espantados por la inseguridad.

En junio pasado Gregory Díaz cruzó el Puente Internacional Simón Bolívar con un televisor a cuestas, su único patrimonio. Lo vendió en Cucúta y logró quedarse unos meses con el dinero recibido por el negocio y con la tarjeta de movilidad fronteriza, que el gobierno de Colombia ha emitido a 1.300.000 venezolanos desde mayo de 2017, con la intención de regularizar el cada vez más caliente paso, que a diario se atiborra de gente que intenta escapar de la grave crisis económica y social que vive el país sudamericano.

Ese fue el primer intento de emigrar de un joven nacido y criado en una casa de piso de tierra y techo de zinc en la punta del barrio Bolívar de Petare, en Caracas. Un muchacho de 24 años de edad, padre de un niño de 5, con el bachillerato incompleto, un empleo intermitente de carpintero y sin pasaporte. A finales de este mes, tras ahorrar 10 millones de bolívares, poco menos de 50 dólares y mucho menos que lo que hoy cuesta un televisor, volverá a intentarlo junto con su novia que quedó desempleada en noviembre, cuando la tienda en la que trabajaba cerró definitivamente.

“Acá no tengo un sueldo, acá me muero de hambre. Quiero poder ayudar a mi mamá, y a mi hermana para que pueda estudiar, o por si por mala suerte alguno se enferma. Por miles de cosas más que padece uno acá me quiero ir, porque acá se pasan todos los días pensando en qué se va comer, porque no hay plata ni alimentos”, dice Díaz. La oferta de un trabajo como barbero es su única certeza.

Más información: http://bit.ly/2o74o36

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