viernes 29 marzo 2024

Recomendamos: Descubren la “tabla periódica más antigua del mundo”

por etcétera

El ponerse a la tarea de ordenar un viejo depósito en su universidad le dio a un profesor de química de Escocia una increíble sorpresa, el hallazgo de un tesoro de la historia de la ciencia.

En esa habitación de la Universidad de St Andrews se habían almacenado viejos equipos de laboratorio y otros materiales cuando el departamento de química se mudó a una nueva sede en la década del 60.

Tras meses de ordenar y clasificar, el profesor Alan Aitken todo tipo de parafernalia halló varios documentos enrollados. Y uno de ellos resultó ser una tabla periódica de salón de clase de 1885, “la más antigua conocida en el mundo”, de acuerdo a la universidad.

La tabla fue descubierta en 2014, pero sólo ahora fue completamente restaurada y exhibida al público.

Elementos presentes y ausentes

 

El químico ruso Dmitri Mendeleev presentó su famosa versión de la tabla periódica en 1869.

La tabla hallada en Escocia es similar pero no idéntica a la de Mendeleev.

El pliego tiene anotaciones en alemán y una inscripción en el lado inferior izquierdo “Verlag v Lenoir & Foster, Wien”, que identifica a una casa de imprentas en Viena.

Otra inscripción alude al litógrafo de la tabla, “Lith. von Ant. Hartinger & Sohn, Wien”, quien falleció en 1890.

Tras varias consultas con expertos internacionales, la Universidad de St Andrews constató que se trataba en efecto de un documento único.

Eric Scerri, experto en la historia de la tabla periódica y profesor de la Universidad de California estimó que la tabla fue impresa entre 1879 y 1886. Y para ello se basó en los elementos químicos presentes y ausentes en el pliego.

Por ejemplo, tanto el galio como el escandio, descubiertos respectivamente en 1875 y 1879, aparecen en la tabla. Pero el germanio, descubierto en 1886, está ausente.

“La única que sobrevive”

El pliego era tan frágil cuando fue hallado que al manipularlo se descascaraba.

Restaurar el documento fue un proceso delicado y requirió un tratamiento con diferentes productos químicos, por ejemplo, bicarbonato de magnesio, para reducir su acidez. Las fisuras se repararon con papel japonés de fibra de kozo, una planta usada para la elaboración de papel de alta calidad.

Pilar Gil, del departamento de colecciones de la Universidad de St. Andrews, encontró en los registros del centro una anotación de 1888 de la compra de una “tabla de 1885” por parte del entonces profesor de química Thomas Purdie.

No es de extrañar que Purdie encargara a Viena los mejores materiales para sus lecciones de química, señaló la universidad en un comunicado.

Lo increíble es que la tabla de Purdie parece ser la única que sobrevive de esa época.

Más información en: BBC

 

También te puede interesar