jueves 28 marzo 2024

Recomendamos: Así es ‘El irlandés’, la obra maestra de Scorsese

por etcétera

“Me han dicho que pintas casas”. La frase, que titula el libro de Charles Brandt en el que se basa el guion de Steven Zaillian, valdría perfectamente para definir también la nueva película de Martin Scorsese, El irlandés. Por un lado, suena a algo inofensivo, casi elegante: pintura, casas. Alguien que escucha algo de otro. Sin más, ¿no? El irlandés es la película más mesurada de los títulos gansteriles del neoyorquino, que ha decidido derivar la electricidad habitual de su narración a sentimientos más soterrados. Por otro, ese “pintar casas” significa que era un asesino a sueldo, ya que al disparar a alguien el chorro de sangre del balazo mancha, pinta las paredes y el suelo del lugar donde se comete el asesinato. Es Scorsese. Habrá sangre.

Joe Pesci, Al Pacino y Robert de Niro. Curiosamente, el cartel oficial de Netflix de la película aclara, por tamaños, quién se come a quién en la pantalla. Y Joe Pesci está descomunal como un reposado Russell Bufalino, líder de la mafia en la zona de Filadelfia y Detroit. Retirado de la actuación en 2010, rechazó la oferta de Scorsese para participar en la película en decenas de ocasiones, hasta que la insistencia de Marty le hizo ceder. Robert De Niro, en su noveno largometraje con Scorsese, encarna al Frank El irlandés Sheeran del título, un conductor de camiones devenido en asesino despiadado en la Segunda Guerra Mundial, y que entra en la mafia por su relación con la familia Bufalino. Y Al Pacino interpreta a Jimmy Hoffa, probablemente el sindicalista más famoso de la historia de Estados Unidos, y en los cincuenta y sesenta una de las personalidades más populares en su país. Íntimamente vinculado a la mafia, tras pasar siete años en la cárcel, en 1971 salió con la intención de volver a liderar el sindicato de transportistas. En 1975 desapareció sin dejar rastro. Charles Brandt entrevistó en numerosas ocasiones a Sheeran, que acabó confesando que él -amigo íntimo de Hoffa- lo había asesinado, y de ahí nació el libro de 2004 que en España se titula Jimmy Hoffa: caso cerrado (Crítica). De Niro leyó el libro y encontró el material para un último baile con Scorsese. Aunque sea la primera vez que el director y Pacino ruedan juntos, durante años intentaron levantar un proyecto: el biopic del artista italiano Amedeo Modigliani.

Efecto digital. La película empezó su camino dentro de Paramount, estudio que cuando el presupuesto superó los 100 millones de euros abandonó asustado el proyecto: no veían clara su comercialización. Producida por Netflix, ha costado 150 millones de euros. Es el rodaje más largo de la carrera de Scorsese, 106 días que arrancaron en agosto de 2017, su película más larga (con sus 209 minutos, en realidad dura más que cualquier título de las sagas de El padrino o El señor de los anillos), la que más tiempo ha necesitado de posproducción. Todo por los efectos digitales obligados para rejuvenecer al reparto, ya que la trama transcurre por distintas décadas. A De Niro es a quien peor le sienta el efecto, porque tiene que encarnar a Sheeran desde sus 24 años, durante la Segunda Guerra Mundial, hasta su final en un asilo a los 82. Pesci sale mejor parado. Sin embargo, tras el respingo inicial del espectador, pronto el detalle se olvida ante la fuerza del filme. En cambio, se nota más algo imposible de manipular digitalmente: los cuerpos no se mueven con el mismo brío a los 40 años que los 79 de Pacino y los 76 de De Niro. Por cierto, Géminis, la película de Ang Lee en la que Will Smith lucha contra un joven Will Smith (cuyo rostro imberbe también ha sido recreado digitalmente) ha sido producida por… Paramount.

Más información: http://bit.ly/2JIQq2j

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