viernes 19 abril 2024

Napoleón, un inepto sexual: historiador

por etcétera
Etcétera

Napoleón Bonaparte es uno de los grandes personajes de la historia. Su relación amorosa con Josefina de Beauharnais es también una de las más encomiables que recuerdan los franceses, principalmente, claro, entre 1796, año en que se casaron, hasta que se divorciaron en 1810. De acuerdo con las versiones más conocidas, Josefina no pudo darle un hijo a Napoleón, hecho que produjo la separación. Sin embargo, el historiador británico Andrew Roberts sostiene que esa no fue la verdadera razón del divorcio. Con base en la revisión de la correspondencia entre ambos personajes, Roberts afirma que el “pequeño corso” era un inepto sexual y que Josefina lo engañaba cotidianamente.

El historiador es el asesor de una nueva serie documental de la BBC. En tres capítulos, la pequeña serie insiste en que el emperador era un “amante vulnerable y necesitado” cuya inexperiencia en el sexo produjo que “la experimentada Josefina” terminara por no tener sexo con él. Roberts se atreve a afirmar que Bonaparte evitaba mantener relaciones sexuales con su mujer y que esto generaba que Josefina buscara la satisfacción de sus deseos en otros hombres mucho más jóvenes.

“La historia nos quiere hacer creer que la relación entre Napoleón y Josefina estaba a la altura de la de Romeo y Julieta. ¡Tonterías! Napoleón es acusado de ser un monstruo y un megalómano, pero al leer las cartas que enviaba a su mujer se puede ver que, con ella, sucedía todo lo contrario. En ellas no hay confianza, Son las cartas de alguién obsesionado por saber si Josefina lo amaba y le estaba siendo fiel, si era o no atractivo para ella. Le llegaba a escribir tres veces al día haciéndole estas preguntas”, afirma Roberts. En este sentido, el historiador afirma que el “pequeño emperador” tenía cierta obsesión por saber si su mujer sentía o no el mismo amor que él le guardaba. Así lo escribió el militar en una carta enviada el 3 de abril de 1796, justo cuando Napoleón emprendía la campaña de Italia y había dejado a su esposa, seis años mayor que él, sola en casa. “¿Ya me has olvidado? ¿O es que sabes que no hay mayor tormento que no recibir una carta de mi dulce amor?”, escribió Napoleón.

Pero, ¿hasta qué punto las fuentes permiten hablar de la ineptitud sexual del militar?, ¿cómo juzgar el desempeño sexual del “pequeño corso” si sus encuentros ocurrieron hace poco más de doscientos años? Aún más, ¿qué interés tiene para el mundo conocer las técnicas amatorias (brillantes o no, da igual), de Napoleón?

La historia de la vida cotidiana permite echar un vistazo a eso que nos incluye y nos toca hasta hoy, a las concepciones del mundo y la sociedad que son atravesadas por discursos y prácticas. Pero más allá del morbo, el estudio histórico de la sexualidad sirve si permite analizar las formas de orden social, relaciones de género y de poder que atraviesan nuestras relaciones cotidianas y los aspectos más elementales de nuestra vida.

Quizá Napoleón no fue un gran amante, pero al día de hoy nadie lo puede saber.

(Con información de ABC, de España)

gapu

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