viernes 29 marzo 2024

Recomendamos: Lilit, la mujer que estuvo antes que Eva y desafió a Dios

por etcétera

Según el folclore judío, hubo una mujer antes que Eva. Se llamaba Lilit y había sido creada del polvo por Dios al mismo tiempo que Adán y colocados juntos en el Paraíso.

Al momento de tener relaciones sexuales, Adán le dijo a su compañera que ella debía yacer debajo y él ir arriba. A Lilit le pareció injusto, porque estar arriba era una posición mejor ya que se encontraba más cercana a Dios; entonces, se negó a tal subordinación y abandonó el Paraíso para no volver, pagando como castigo el destierro y el desamparo.

Con el paso de los siglos, Lilit comenzó a ser usualmente narrada como un temible demonio que robaba el semen de los hombres durante el sueño y asesinaba recién nacidos.

Su figura fue muchas veces representada en la cultura: retratada en el cuadro Lady Lilith del pintor inglés prerrafaelita Dante Gabriel Rossetti, nombrada como “patrona de los abortos” en el libro Ulises de James Joyce y reversionada como personaje de películas y producciones actuales, como la serie policial True blood o la serie adolescente El mundo oculto de Sabrina.

Suele ser mostrada como una mujer de gran melena pelirroja, desnuda y con una serpiente enroscada en su cuerpo. Una auténtica y peligrosa femme fatale.

“Lilit es un personaje mitológico tan antiguo como la historia de la escritura, probablemente más, que estuvo en la cultura babilónica y judía, y que era una mujer muy fuerte, por ende, los hombres le temían. De ahí en más se crearon distintas versiones mitológicas sobre ella”, explica la escritora e historiadora argentina Inés Arteta, quien acaba de publicar su novela La otra mitad del universo, en la que el mito de Lilit ocupa un lugar central.

Pero siempre hay dos lados de una misma historia, y para Inés Arteta, Lilit, lejos de representar un demonio, fue en su vida sinónimo de libertad y de la importancia de buscar su pasión.

La cautivaba ese personaje tan poderoso al punto que cuando se compró su primer auto –que eligió en color rojo, no por azar– lo llamó Lilit y colgaba de su espejo retrovisor imágenes de esta figura mítica, a modo de amuletos. Luego llegó la idea de la novela, La otra mitad del universo, a la que le dio forma durante muchos años hasta publicarla a finales de 2020.

En un formato muy particular que entrecruza el suspenso con la investigación histórica, la trama sigue a Luisa, una profesora del barrio de Belgrano, casada y con hijos, que se debate entre cumplir su sueño de ser Doctora en Historia o avocarse plenamente a su familia. Su tema de investigación, que la cautiva profundamente, es la figura de Lilit, la primera mujer que osó desafiar a Dios y de la que muy pocos hablan.

¿Cuándo fue la primera vez que escuchaste sobre Lilit?

Me acordé hace poco de que en los años ‘90 a mí me costaba muchísimo terminar mi carrera porque trabajaba y tenía hijos. Yo era profesora de inglés, pero tenía la obsesión de ser historiadora y muchas veces tropezaba con momentos en los que se me hacía muy difícil seguir, y muchos me decían: “¿Para qué te va a servir, en qué te va a mejorar tu vida?”. Un día recibí las palabras mágicas. Estaba con Marshall Meyer, quien había sido el fundador del Seminario Rabínico Latinoamericano de Buenos Aires, y en una noche de verano, cuando salió el tema de mis estudios, él me dijo: “Seguí tu pasión, tu pasión te va a guiar”. Y no es un consejo que pueda resultarle a todo el mundo porque la pasión no lleva siempre a buen puerto. Pero en mi caso estaba tan cerca de mi cabeza que fue el motor que necesité; nunca más paré por esa sensación de que está bien lo que dice la pasión, y para mí esa es Lilit.

¿Por qué crees que no es un personaje tan conocido?

Es algo sorprendente y bastante interesante. A veces alguien me preguntaba qué estaba escribiendo y cuando yo contaba esa historia siempre aclaraba: “Yo no inventé nada, googlealo, fíjate que está todo ahí”. Te mencionaba a este señor, Marshall Meyer, porque yo soy goy y él me abrió la puerta al judaísmo como una religión maravillosa, con muchas posibilidades intelectuales. Llegué a Lilit por vía del judaísmo, de aprender sobre la cábala, de encontrarla ahí. Yo ya conocía la historia, pero no como algo tan encarnado de verdad en la tradición judía.

¿Qué habías escuchado?

Había escuchado una historia fabulosa, como algo inventado. Cuando después empecé a conocerla, supe que Lilit era un demonio desde hacía mucho tiempo y que había distintas versiones sobre ella. La tradición judía permitió escribir muchas versiones, que van superpuestas una a la otra, sin eliminarse entre ellas. El hecho de que ella estuviera y fuera tan real en la tradición me pareció maravilloso y me dio ganas de seguir y de no terminar nunca.

¿Qué crees que, en su momento, venía a decir el mito de Lilit?

Hay mucho en el mito que da lugar a especulación, y creo que es lo más complejo de todo. La cábala, el Zohar, es de la Edad Media, y son ellos los que encuentran los textos de la Torá, el texto sagrado, y tratan de explicar lo que es inexplicable, lo que hace ruido. La explicación de Lilit surge para aclarar por qué en Génesis 1:27 Dios crea al hombre y a la mujer del polvo, y unos versículos más adelante crea al hombre y, como no era bueno que estuviera solo, crea a la mujer de una de sus costillas. Un mito tiene que darle a cada uno la respuesta que busca.

Y ese es el tratamiento que le das en tu libro.

Yo lo que digo en mi novela es que Lilit sí es casi más antigua que Eva. Yo hago un rastreo para llegar lo más lejos posible, pero como no quedó dentro del canon tampoco es sencillo. Lo que me parece interesante es que los mitos sirven para darte significados en tu vida. A mí, hoy en día, me sirve más una mujer que dice: yo quiero iguales condiciones.

Los mitos sirven para darte significados en tu vida. Hoy me sirve más una mujer que dice: ‘Yo quiero iguales condiciones’

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