viernes 29 marzo 2024

“Harvey Weinstein es mi monstruo”: Salma Hayek da testimonio de abusos

por etcétera
"Harvey Weinstein es mi monstruo": Salma Hayek da testimonio de abusos

La actriz mexicana Salma Hayek publicó este miércoles un duro testimonio en el que da cuenta de abusos por parte del productor cinematográfico Harvey Weinstein, que ha sido el blanco de decenas de testimonios y denuncias de acoso y violaciones por parte de mujeres que pretendían trabajar en su empresa (Miramax), y que ha desatado en el último par de meses una ola de denuncias en el mundo del cine y otras industrias.

La más reciente fue una demanda colectiva interpuesta contra The Weinstein Company, fundada por los hermanos Bob y Harvey, en la que las actrices y guionistas Louisette Geiss, Katherine Kendall, Zoe Brock, Sarah Ann Masse, Melissa Sagemiller y Nannette Klatt denuncian que fueron víctimas de acoso sexual y conductas inapropiadas por los Weinstein, además de que vivien con miedo por amenazas de acabar con sus carreras si tomaban represalias contra ellos.

En un artículo en el New York Times, Salma Hayek relata con crudeza y detalle su experiencia durante la producción y filmación de “Frida”. Asimismo, realiza unas reflexiones acerca del papel de la mujer en la industria y de por qué ésta se ha vuelto inherentemente depredadora con las mujeres.

El testimonio comienza con el relato de Salma Hayek antes de conocerlo; Weinstein era, recuerda, sólo un cinéfilo apasionado, un tomador de riesgos, un mecenas del talento en el cine y un padre amoroso… Pero después, durante años, “fue mi monstruo”.

Explica que en estos últimos meses los reporteros se le acercaron, a través de diferentes fuentes, incluida su amiga Ashley Judd, “para hablar de un episodio en mi vida que, aunque fue doloroso, pensé que había hecho las paces con él. Me convencí de que todo había terminado y había sobrevivido”, detalló.

“Me oculté de la responsabilidad de hablar con la excusa de que había suficientes personas involucradas para arrojar luz sobre mi monstruo. No consideré que mi voz fuera importante, ni pensé que hiciera una diferencia. En realidad, estaba tratando de evitar el desafío de explicarles varias cosas a mis seres queridos”, conifesa

¿Por qué? “Cuando había mencionado casualmente que Harvey me había intimidado como muchos otros, había excluido un par de detalles y durante tantos años, hemos pretendido ser cordiales con un hombre que me hirió tan profundamente”.

Me había sentido orgullosa de mi capacidad de perdón, pero el mero hecho de que me avergonzaba describir los detalles de lo que había permitido “me hizo preguntarme si ese capítulo de mi vida realmente se había resuelto”, añadió.

“Cuando tantas mujeres se presentaron para describir lo que Harvey les había hecho, tuve que enfrentar mi cobardía y aceptar humildemente que mi historia, tan importante para mí, no era más que una gota en un océano de tristeza y confusión. Sentía que a estas alturas nadie se preocuparía por mi dolor, tal vez esto fue un efecto de las muchas veces que me dijeron, especialmente Harvey, que no era nadie”, admitió.

Todos fuimos conscientes de un vicio aceptado socialmente, pero que insulta y humilla a millones de niñas. “Me inspiraron aquellos que tuvieron el coraje de hablar claro, especialmente en una sociedad que eligió a un presidente acusado de acoso y agresión sexual por más de una docena de mujeres, y del que todos hemos oído hacer una declaración sobre cómo un hombre en el poder puede hacer lo que quiera con las mujeres”.

Relató que en los 14 años que pasó de ser una colegiala a estrella de telenovela mexicana, a extra de cine en Hollywood, a tomar un par de descansos afortunados en “Desperado” y “Fools Rush In”, Harvey Weinstein se había convertido en el mago de una nueva ola que llevó contenidos originales al cine predominante en la industria.

Al mismo tiempo, “era inimaginable que una actriz mexicana aspirara a un lugar en Hollywood, y a pesar de que ya había demostrado que estaban equivocados, yo todavía no era nadie”. Una de las “fuerzas que me dio la determinación de seguir mi carrera fue la historia de Frida Kahlo, quien en la época de oro de los muralistas mexicanos haca pequeñas pinturas íntimas que todos despreciaban”.

Ella tuvo el “coraje de expresarse sin tener en cuenta el escepticismo. Mi mayor ambición era contar su historia; se convirtió en mi misión retratar la vida de esta extraordinaria artista y mostrarla a mi México natal de una manera que combatiese los estereotipos”.

El estudio de Weinstein, Miramax, “se había convertido en sinónimo de calidad, sofisticación y asunción de riesgos, un paraíso para los artistas que eran complejos y desafiantes. Era todo lo que Frida era para mí y todo lo que aspiraba a ser. Había comenzado un viaje para producir la película con una compañía diferente, pero luché para recuperarla y llevarla a (la de) Harvey”.

Menciona que “lo conocí un poco a través de mi relación con el director Robert Rodríguez y la productora Elizabeth Avellan, que era entonces su esposa (con la que había hecho varias películas y que me había tomado bajo su protección). Todo lo que sabía de Harvey en ese momento era que tenía un intelecto extraordinario, era un amigo leal y un hombre de familia”.

Sabiendo lo que sé ahora, me pregunto si no fue mi amistad con ellos, y con Quentin Tarantino y George Clooney, lo que me salvó de ser violada. El acuerdo inicial fue que Harvey pagaría los derechos que ya había desarrollado. Como actriz, recibiría la tarifa mínima del Screen Actors Guild más un 10 por ciento; como productora, un crédito en pantalla que aún no estaba definido, pero sin pago (que no era tan raro para una productora en los años 90).

También exigió un acuerdo firmado para que yo hiciera varias otras películas con Miramax, lo que pensé que consolidaría mi condición de actriz principal. “No me importaba el dinero; estaba tan emocionada de trabajar con él y esa compañía: En mi ingenuidad, pensé que mi sueño se había hecho realidad, que él había validado los últimos 14 años de mi vida”. Me había arriesgado y él había dicho que sí. No sabía que pronto sería mi turno de decir “no”.

No, a abrirle la puerta a todas horas de la noche, hotel tras hotel, locación tras locación, donde aparecería inesperadamente, incluyendo un lugar donde estaba haciendo una película en la que ni siquiera estaba involucrado.

“No, para tomar una ducha con él; no, para dejar que me viera tomar una ducha; no, para dejar que me diera un masaje; no, para dejar que un amigo suyo desnudo me diera un masaje; no, para dejarle que me hiciera sexo oral; no, a verme desnuda con otra mujer; No, no, no, no, no”…

Y con cada negativa, destacó, crecía la ira maquiavélica de Harvey: Sus absurdas demandas pasaron a una “llamada furiosa en medio de la noche pidiéndome que despidiera a mi agente por una pelea que estaba teniendo con él sobre una película y un cliente distintos a mí”.

“Inclusive llegó al extremo de físicamente arrastrarme a la gala del Festival de Cine de Venecia, en honor a ‘Frida’, para que pudiera pasar el rato en su fiesta privada con él y algunas mujeres, que pensé que eran modelos pero después supe que eran prostitutas de altos vuelos.

El alcance de sus tácticas de persuasión pasó de hablarme con dulzura a esa vez cuando, en un ataque de furia, dijo las aterradoras palabras: “Te mataré, no pienses que no puedo”. Cuando finalmente se convenció de que no iba a hacer por la película lo que él esperaba, “me dijo que había ofrecido mi papel y mi guión con mis años de investigación a otra actriz”.

En su opinión, yo no era un artista. Yo ni siquiera era una persona. Yo era una cosa: no un nadie, sino un cuerpo. En ese momento, tuve que recurrir a recurrir a abogados, no por un caso de acoso sexual, sino por “mala fe”, ya que trabajé tan duro en una película que no tenía la intención de hacer o venderme, así que intenté quitársela a su compañía.

Afirmó que mi nombre como actriz no era lo suficientemente grande y que era incompetente como productor, pero para aclararme legalmente, tal como lo entendí, me dio una lista de tareas imposibles con un plazo apretado:

1. Obtener un guion corregido, sin pago adicional.
2. Recauda 10 millones de dólares para la película.
3. Conseguir un director de primer nivel.
4. Fichar a cuatro actores prominentes para roles pequeños.

Para gran asombro de todos, el mío incluido, lo hice gracias a un grupo ángeles que acudieron en mi rescate, incluido Edward Norton, quien reescribió el guión varias veces y nunca obtuvo crédito, y mi amiga Margaret Perenchio, una primera productora que puso el dinero. La brillante Julie Taymor aceptó dirigir, y desde entonces se convirtió en mi espectáculo.

Para los otros roles, recluté a mis amigos Antonio Banderas, Edward Norton y mi querida Ashley Judd. Hasta el día de hoy, no sé cómo convencí a Geoffrey Rush, a quien apenas conocía en ese momento. Ahora, Harvey Weinstein no solo fue rechazado sino también estaba a punto de hacer una película, que no quería hacer.

Irónicamente, una vez que comenzamos a filmar el acoso sexual se detuvo pero la ira aumentó. Pagamos el precio por hacerle frente casi todos los días de filmación. “Una vez, en una entrevista, dijo que Julie y yo éramos las malditas (ball-busters, lietralemnte: revienta-huevos) más grandes que había conocido, lo cual tomamos como un cumplido”.

A la mitad de la filmación, Harvey apareció en el plató y se quejó de la ceja prominente de Frida. “Insistió en que eliminara la cojera y reprimiera mi actuación. Luego pidió a todos en la habitación que salieran, excepto yo: Me dijo que lo único que tenía a mi favor era mi atractivo físico y que no había nada de eso en esta película. Entonces me dijo que iba a terminar la película porque nadie querría verme en ese papel”.

Era estrujante para mi alma, aceptó, “porque perdida en la penumbra de una especie de síndrome de Estocolmo, quería que me viera como artista, no solo como una actriz capaz sino también como alguien que podía identificar una historia cautivadora y tenía la visión para contarla de una manera original”.

Esperaba que me reconociera como productora, quien además de entregar su lista de demandas guió el guión y obtuvo los permisos para usar las pinturas: Había negociado con el gobierno mexicano y con quien tenía que hacerlo para obtener locaciones que nunca se le habían dado a nadie en el pasado, incluidas las casas de Frida Kahlo y los murales del esposo de Kahlo, Diego Rivera.

Me ofreció una opción para continuar. Me dejaría terminar la película si aceptaba hacer una escena de sexo con otra mujer. Y exigió desnudez frontal completa. Él había estado pidiendo constantemente más piel, más sexo.

Julie Taymor logró aplacarlo con una escena de tango que termina en un beso, en lugar de la escena de sexo que él quería que rodáramos entre el personaje de Tina Modotti, interpretado por Ashley Judd, y Frida.

Pero esta vez, estaba claro para mí que nunca me dejaría terminar esta película sin que él tuviera su fantasía de una manera u otra. No había lugar para la negociación. Tenía que decir que sí.

“Tantos años de mi vida invertidos en esta película. Llevábamos unas cinco semanas de rodaje y había convencido a tantas personas talentosas para que participaran. ¿Cómo podría dejar que su magnífico trabajo se desperdiciara? Había pedido tantos favores, sentía una inmensa presión por liberarme y un profundo sentimiento de gratitud por todos aquellos que sí creyeron en mí y me siguieron a esta locura. Así que acepté hacer esa escena inútil”.

Llegué al set el día que debíamos filmar la escena que creía que salvaría la película. Y por primera y última vez en mi carrera, tuve un ataque de nervios: mi cuerpo comenzó a temblar incontrolablemente, mi respiración era corta y comencé a llorar y llorar, incapaz de parar, como si estuviera vomitando lágrimas.

Como los que me rodeaban no sabían nada de mi historia de Harvey, estaban muy sorprendidos por mi lucha esa mañana. No era porque estaría desnuda con otra mujer. Fue porque estaría desnuda con ella por Harvey Weinstein. Pero no podría decirles entonces.

Mi mente entendió que tenía que hacerlo, pero mi cuerpo no paraba de llorar y convulsionar. En ese momento, comencé a vomitar mientras todos en el plató estaban congelados esperando para rodar. Tuve que tomar un tranquilizante, que finalmente detuvo el llanto pero empeoró los vómitos. Como se pueden imaginar, esto no era erótico, pero era la única forma en que podía realizar la escena.

Para cuando terminó la filmación de la película, estaba tan angustiada emocionalmente que tuve que distanciarme durante la postproducción. Cuando Harvey vio la película terminada, dijo que no era lo suficientemente buena para un lanzamiento en cines y que la enviaría directamente al video.

Esta vez Julie tuvo que luchar contra él, sin mí, y logró que accediera a lanzar la película en una sala de cine de Nueva York, en una proyección de prueba con público, y obtuviéramos al menos un 80. Menos del 10 por ciento de las películas logran ese puntaje en una primera proyección. No fui a la prueba. Esperaba ansiosamente recibir noticias: La película obtuvo 85.

Y de nuevo, escuché a Harvey enfurecerse. En el vestíbulo del teatro después de la proyección, le gritó a Julie. Él hizo una bola con una de las tarjetas y se la arrojó. Rebotó en su nariz. Su compañero, el compositor de la película Elliot Goldenthal, intervino, y Harvey lo amenazó físicamente.

Una vez que se calmó, encontré la fuerza para llamar a Harvey para pedirle que también abriera la película en un teatro de Los Ángeles, lo que hizo un total de dos teatros. Y sin mucho ruido, él me dio eso. Debo decir que a veces fue amable, divertido e ingenioso, y eso fue parte del problema: uno nunca sabía qué Harvey ibas a conseguir.

Meses más tarde, en octubre de 2002, esta película, sobre mi héroe e inspiración, esta artista mexicana que nunca fue reconocida en su época con su cojera y su ceja prominente, esta película que Harvey nunca quiso hacer, le dio un éxito de taquilla que nadie podía haber predicho y, a pesar de su falta de apoyo, logró seis nominaciones al Oscar para su colección, incluida mejor actriz.

A pesar de que “Frida” finalmente ganó dos Oscar, todavía no veía ninguna alegría. Él nunca me ofreció un papel protagónico en una película otra vez. Las películas que me obligaron a hacer en mi contrato original con Miramax fueron todas con roles secundarios.

Años más tarde, cuando me encontré con él en un evento, me llevó aparte y me dijo que había dejado de fumar y que había tenido un ataque al corazón. Dijo que se había enamorado y se había casado con Georgina Chapman, y que era un hombre diferente. Finalmente, me dijo: “Lo hiciste bien con ‘Frida’; hicimos una hermosa película “.

Yo le creí; Harvey nunca sabría cuánto significaban esas palabras para mí. Él nunca sabría cuánto me lastimó. Nunca le mostré a Harvey lo aterrada que estaba de él. Cuando lo veía socialmente, sonreía e intentaba recordar las cosas buenas de él, diciéndome a mí misma que fui a la guerra y gané”.

“Pero ¿por qué tantas de nosotras, como artistas mujeres, tenemos que ir a la guerra para contar nuestras historias cuando tenemos tanto para ofrecer? ¿Por qué tenemos que luchar con uñas y dientes para mantener nuestra dignidad?”

“Creo que es porque nosotras, como mujeres, hemos sido devaluadas artísticamente a un estado indecente, hasta el punto en que la industria del cine dejó de hacer un esfuerzo por averiguar qué querían ver las audiencias femeninas y qué historias queríamos contar”.

“Según un estudio reciente, entre 2007 y 2016, solo el 4% de los directores eran mujeres y el 80%de ellas tuvieron la oportunidad de hacer una sola película. En 2016, según otro estudio, solo el 27 por ciento de las palabras habladas en las películas más importantes fueron habladas por mujeres. Y la gente se pregunta por qué no escuchó nuestras voces antes. Creo que las estadísticas son claras: nuestras voces no son bienvenidas”.

“Hasta que haya igualdad en nuestra industria, con hombres y mujeres que tengan el mismo valor en todos los aspectos, nuestra comunidad continuará siendo un terreno fértil para los depredadores”.

“Estoy agradecida por todos los que están escuchando nuestras experiencias. Espero que al sumar mi voz a aquellas que finalmente están hablando, se aclare por qué es tan difícil y por qué tantas de nosotras hemos esperado tanto tiempo. Los hombres acosaban sexualmente porque podían. Las mujeres están hablando hoy porque, en esta nueva era, finalmente podemos”.

aml

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