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Organizaciones periodísticas de Bolivia denunciaron el pasado martes que el gobierno de Evo Morales está retirando publicidad y ejerciendo presiones gubernamentales para intimidar a la prensa independiente que se muestra en contra del gobierno.
Desde los primeros días de agosto el gobierno boliviano, en especial el Ministerio de Trabajo, han emitido advertencias para los medios de comunicación que pretenden ayudar a la cadena de radios católicas Erbol, quienes están apunto de cerrar por lo que considera una “asfixia económica” debido a que las autoridades no le conceden publicidad estatal y ahuyentan a los inversionistas privados, razón por la cual abrió una cuenta bancaria para recibir donaciones.
No obstante, el Ministerio de Trabajo, a través de su sitio web, recordó que los contribuyentes de Erbol deberán someterse a una revisión por lavado de dinero y financiamiento del terrorismo.
“Estas recaudaciones tienen la finalidad de mantener la confrontación con el gobierno en una abierta acción política de oposición. Los organismos internacionales del imperialismo, como la CIA y otros, pueden utilizar esos mecanismos para continuar con sus ataques en contra del Gobierno del Proceso de Cambio y continuar con sus procedimientos de golpes suaves”.
Las organizaciones de prensa sostienen que la propaganda estatal se concede a los medios por razones políticas, no obstante, el exviceministro de comunicación y analista, Sebastián Michel, afirmó que la pauta oficial se define de acuerdo al volumen de público de cada empresa.
Por su parte, el vicepresidente Álvaro García Linera, afirmó que no se otorgará publicidad a los medios que “mienten”, “hacen política” y juzgan al gobierno.
En este sentido, el mandatario de ese país criticó a los noticiarios por dar “excesiva voz” a los sectores que protestan en contra de su gobierno y tachando de “chantajistas” a los que piden presupuesto, haciendo referencia a un grupo de indígenas guaraníes que exige compensaciones por las actividades petroleras que se llevan a cabo cerca de su territorio.
Mediante un comunicado, Reporteros Sin Fronteras advirtió sobre los peligros que representa para la libertad de expresión el uso de publicidad estatal a pesar de que el oficialismo boliviano presuma de gozar de plena libertad de expresión y apunte que ésta no depende de la publicidad.
Sin embargo, el periodista Raúl Peñaranda escribió en su libro Control remoto, que en una economía donde las principales empresas y los principales anunciantes son del Estado, la mayoría de los dueños de los medios prefieren bajar el tono y mantener buenas relaciones con éste.
Peñaranda acaba de recibir el premio Cabot por sostener, según el jurado, una “fuerte posición contra el abuso de poder y la concentración de medios” en el gobierno de Evo Morales.
(Con información de El País)
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