miércoles 24 abril 2024

Recomendamos: Una estructura deteriorada en una línea de Metro envuelta en la polémica

por etcétera

La estructura que se vino abajo la noche del lunes en Ciudad de México y que provocó una tragedia con al menos 23 muertos y más de 70 heridos había sido reparada en enero de 2018 por el Gobierno capitalino, durante la gestión de Miguel Ángel Mancera. No obstante, vecinos del lugar habían denunciado hace seis meses el mal estado en que se encontraba la misma, ya que era visible el deterioro y el progresivo pandeo (flexión) de la estructura. Tras el terremoto de septiembre de 2017 que sacudió Ciudad de México, la columna 69 que sostenía uno de los tramos de la línea 12 quedó dañada en la base y el Sistema de Transporte Colectivo (SCT) ordenó su reparación para la que invirtió tres meses de trabajo y 15 millones de pesos (615.488 euros), según revelaron las autoridades en enero de 2018.

Los 15 millones de pesos invertidos en los trabajos fueron costeados por las empresas Carso, Construcción de Obras para el Transporte, Colinas de Buen, TOSO y Systra, las cuales tuvieron a su cargo la rehabilitación de la línea 12. “Se trató de un convenio de colaboración entre el Metro y las empresas que construyeron la línea. Pudimos haberlo solucionado con los seguros, porque todo el sistema tiene seguro, pero las empresas se hicieron responsables en cuanto se enteraron del problema ocasionado por el sismo”, comentó Gaviño a los periodistas. Sin embargo, hace apenas seis meses, en octubre de 2020, vecinos de la zona escribieron en Twitter. “Aparentemente la estructura del metro a la altura del Walmart San Lorenzo Tezonco se está desnivelando. Se aprecia a personal realizando las evaluaciones pertinentes”, junto a una foto del paso a nivel con una curvatura claramente marcada.

Con 20 estaciones y más de 11 kilómetros elevados, la línea 12 vuelve a ser el gran dolor de cabeza para el Ayuntamiento de la capital. Durante la gestión del actual canciller, Marcelo Ebrad (2006-2012), entonces como dirigente del Partido de la Revolución Democrática (PRD), la construcción de esta línea se vio envuelta en un escándalo de corrupción que afectó a más de 30 funcionarios. Inaugurada en 2012, al filo de terminar el mandato de Ebrard, poco más de un año después, el funcionamiento fue suspendido por el nuevo alcalde, Mancera, aduciendo una serie de irregularidades y defectos que ponían en peligro a los pasajeros.

La polémica supuso un duro golpe a la carrera de Ebrard. Su trayectoria ascendente se truncó a partir aquello. En 2015, irrumpió, altavoz en mano, en la Cámara de Diputados. Quería hacerse escuchar en una sesión de la comisión parlamentaria que investigaba el uso de 26.000 millones de pesos de presupuesto, casi un 50% más del monto previsto, en una operación en la que estuvieron involucradas grandes empresas como la mexicana ICA o la española CAF.

La investigación quedó finalmente en manos de la Contraloría del Distrito Federal, que encontró hasta 33 funcionarios responsables de irregularidades en el proceso de construcción. En concreto, señaló al exdirector del Proyecto Metro, Enrique Horcasitas Manjarrez, por entregar las obras sin concluir y no supervisar debidamente a los servidores públicos que estaban bajo su mando. Horcasitas fue condenado a 20 años de inhabilitación para desempeñar cargos públicos. Ya en 2017, el consorcio encargado de la construcción fue sentenciado a pagar una multa por 2.121 millones de pesos por retrasos, trabajos no ejecutados, daños y perjuicios en la construcción.

Ebrard, que no fue condenado en ninguna instancia, acusó el golpe político. En 2015, año electoral, no logró siquiera un puesto como diputado suplente en el PRD. Orillado por su partido, Ebrard dejó el país y se refugió en Francia y luego en Estados Unidos. Cuando regresó a México casi tres años después, se defendió diciendo: “Soy el único político que tuvo fuego amigo y fuego enemigo”.

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