jueves 25 abril 2024

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por etcétera

Sonia Sánchez (1964, Villa Ángela, provincia de Chaco, Argentina) sabe muy bien de qué habla cuando habla de prostitución.

Durante seis largos años, desde que tenía 16 y hasta que cumplió los 22, sufrió explotación sexual.

Su viaje a los infiernos comenzó cuando, en busca de una vida mejor, se trasladó a Buenos Aires desde su localidad natal de Villa Ángeles, en el norte de Argentina, para trabajar como empleada doméstica.

Pero perdió su empleo, acabó en la calle y cayó en las garras de la prostitución.

Logró, con mucho esfuerzo, salir de aquella pesadilla. Desde entonces, ha consagrado su vida a denunciar públicamente los horrores que conlleva la explotación sexual y a formar como educadora a numerosos jóvenes, para tratar de evitar que haya chicas que acaben prostituidas y chicos que terminen convirtiéndose en “prostituidores”.

Ha escrito tres libros sobre el tema, incluido uno que lleva por título “Ninguna mujer nace para puta”. Y ahora está terminando el cuarto: “La deconstrucción política, social y cultural de la puta”.

Invitada por la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, Sonia Sánchez pasó recientemente por España, uno de los países europeos con mayor índice de prostitución. BBC Mundo habló con ella.

Línea

Usted jamás habla de prostitutas o de trabajadoras sexuales y emplea siempre el término “putas”. ¿Por qué lo hace?

Porque palabras como prostituta, trabajadora sexual y todas las demás maquillan y distorsionan la realidad.

Se dice que la prostitución es el trabajo más antiguo del mundo, pero usted sostiene que ninguna mujer nace para hacerlo

Así es. Lo creo firmemente, estoy convencida de ello. Ninguna mujer nace para puta. Nos hacen, nos convierten en putas.

A mí me prostituyeron con 16 años. Estuve seis años prostituida y cinco siendo víctima de trata.

“Ninguna mujer nace para puta. Nos hacen putas, nos convierten en putas”
¿Cómo consiguió salir de aquello?

Para poder sobrevivir a todo lo que pasé, mi mente ha llevado a cabo un proceso de adormecimiento. Hay cosas que recién empiezo a recordar.

No sé cómo escapé del prostíbulo de Argentina dónde me prostituían, de verdad que no lo sé. Supongo que me atreví a decir “no”.

Escapé de allí y me fui a Buenos Aires.

Ahí seguí prostituyéndome durante un año.

Hasta que un día un prostituidor me dio una terrible paliza. El conserje de un hotel me ayudó, llamó a la policía. Y no se lo va a creer: me detuvieron a mí. Porque a quién le importa una puta.

Más información: http://bbc.in/2ABT46O

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