viernes 19 abril 2024

Recomendamos: Cuentas falsas de políticos en Twitter: el humor que puede acabar envenenando el debate público

por etcétera

La sociedad lleva años preguntándose por los límites del humor, pero Twitter ya sabe dónde fijarlos: en la frontera de la desinformación. Esa es la regla a la hora de lidiar, y en su caso suspender, las cuentas parodia que nacen con profusión micológica alrededor de políticos y personajes públicos, caricaturizándolos, exagerando sus rasgos o deformando sus proclamas. Independientemente del color político del caricaturizado y del sesgo que se adivine en el creador de los perfiles, en algunos casos estos suponen una refrescante forma de humor. En otros, una herramienta de polarización. A veces, simplemente, propagan noticias falsas.

Muchos lo intentan pero solo unos pocos consiguen relevancia en la red. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno_parodia lo hizo, amasando 24.500 seguidores. Mariano Rajoy Fake suma más de 30.000. Las candidatas a la presidencia de Madrid, Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio, tenían sendas cuentas parodias que rondaban los 20.000 seguidores. Ambas fueron clausuradas recientemente por Twitter. La compañía ha explicado a EL PAÍS que el humor es uno de los grandes ejes de conexión de la gente con la red social en el que tienen cabida dichas parodias. Con dos condiciones: que quede claro que no hay relación entre el usuario y el asunto de la cuenta, añadiendo por ejemplo las palabras “parodia”, “falso” o “fan” en el nombre y la biografía, y que no infrinjan ninguna de sus otras normas (sobre suplantación o incitación al odio, por ejemplo).

La parodia ha sido siempre una forma de reforzar mensajes en política. Pero cuando se da en el entorno digital se enfrenta a retos y problemas nuevos. Mientras que en medios como la televisión la diferencia entre humor y realidad está bien definida, en Twitter los límites son más difusos. La mayoría de la gente sabe diferenciar a un político real del humorista Joaquín Reyes disfrazado de político. Pero resulta mucho más complicado saber quién es el auténtico presidente del Gobierno: @sanchezcastejon o @sanchezcasrejon. Los dos tienen la misma foto de perfil y de fondo. El falso, el segundo, incluye la palabra “parodia” al final de su apodo. Tan al final que si alguien lee sus tuits desde el móvil no lo ve. Lanza mensajes caricaturizando al presidente del Gobierno, imitando y exagerando su tono. En ocasiones esta exageración es tan grotesca que no deja duda de que se trata de un mensaje humorístico. En otras, es tan sutil que pasa por un mensaje del verdadero Sánchez.

Un ejemplo: el 10 de marzo se inició un movimiento en redes de cuentas vinculadas a la extrema derecha que relacionaba el voto por correo con el fraude electoral. Siete días más tarde @sanchezcasrejon tuiteó lo siguiente:

“El #4 deMayo vota por correo, por favor”

No parece un mensaje particularmente hilarante. Aun así, muchos de sus seguidores lo comentaron entre emoticonos sonrientes. Otros lo retuitearon como si fuera un mensaje del auténtico Sánchez, para algunos una prueba de que el fraude era real. Antoni Roig Telo, profesor de comunicación en la Universidad Oberta de Catalunya, explica que “aquí es donde se establece el debate entre los límites de la libertad de expresión mediante la parodia y la suplantación de la personalidad”. Roig lleva un año estudiando este fenómeno, centrado también en analizar la narrativa de cuentas parodias más amables o alejadas de la trifulca política como Coronavirus, Dios Tuitero o Norcoreano. Destaca pues que hay muchos tipos de cuentas parodia en Twitter. Pero concede que hay un tipo muy concreto que se mimetiza con el personaje al que pretende parodiar y compagina los mensajes de humor con aquellos que pueden confundir a más de uno. “En ocasiones hay personas que se aprovechan de la difusión fuera de contexto de estos posts humorísticos para distorsionar el debate político, generando opiniones polarizadas sin el mínimo sentido crítico, opiniones que buscan el refuerzo y que permanecen incluso tras el desmentido”, apunta.

Las cuentas falsas no siempre propagan noticias falsas. La mayoría se limita a caricaturizar a un personaje público. Por eso, Roig hace un análisis mayoritariamente positivo: “Nos permiten reírnos de la actualidad o del personaje parodiado a través de un juego irónico, a veces metaficcional, fusionado con la cultura popular”. Sin embargo, aquellas que parodian íntegramente a un líder político o de opinión suelen tener un posicionamiento ideológico muy definido, algo que acaba reflejándose en sus seguidores. Esto no tiene por qué ser negativo, pero en un ecosistema tan extremo como Twitter puede escorar la conversación hacia posiciones cada vez más beligerantes. “Por eso, cabe preguntarse si este tipo de cuentas pertenecen a actores independientes o son movidos por gente de la órbita política profesional”, señala.

La extrema derecha y el troleo de estado

Iago Moreno lleva tiempo haciéndose esa pregunta. Para responderla, este sociólogo y analista de fenómenos digitales ha puesto la mirada en el extranjero. “De puertas para fuera cada vez es más normal que los espacios políticos compren, literalmente, a quien destaca por la ciberagitación anónima”, explica por email. “En muchos lugares esto lleva a lo que llamamos troleo de estado, es decir, a la cesión de medios del estado para formar estas legiones troll anónimas. Los investigadores [Erguin ] Yoruk y [Eden] Bulut lo explicaron muy bien en relación a Turquía”. Otros países como México o Filipinas también empiezan a mostrar peligrosas señales de polarización desde cuentas parodia.

Pero el ejemplo más escalofriante lo encontramos en el país donde más crece Twitter en todo el mundo. En la India las cuentas parodia dejaron de tomarse a broma hace ya tiempo. Allí hacerse pasar por políticos, personalidades o medios de comunicación es la mejor manera de colar noticias falsas. Medios como Buzzfeed o India.com llevan tiempo denunciando que muchas de estas cuentas abandonaron el humor para dedicarse con éxito a la desinformación. Añadir la etiqueta fake (falso) o parodia al final de su nombre de usuario es un mero trámite para burlar las reglas de Twitter.

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