jueves 28 marzo 2024

Y mientras, Javier Duarte vacaciona en España

por Marco Levario Turcott

Para los editores de etcétera, el gobierno infame de Veracruz no es moda ni recurso para el oportunismo. Tenemos casi tres años exhibiendo, y denunciando, la ineficacia y las tropelías de Javier Duarte de Ochoa, sobre todo gracias al reportero Aurelio Contreras Moreno. Por razones que en ese lapso hemos sustentado en datos es que Duarte representa una más de las desgracias que hay en el país en relación con sus gobernantes. Eso lo tenemos claro, pero también tenemos claro que acusar al gobernador del multihomicidio es, por lo menos, irresponsabe. También hemos dicho que no solo no formamos parte del tribunal mediáco que lo acusa o lo deslinda, sino que planteamos la exigencia de que las autoridedes del Distrito Federal agoten todas las líneas de investigación, y en esa ruta, sin duda, no debe ignorarse la advertencia que dos de las víctimas hicieron acerca de que si les sucedía algo era culpa de la actual admnistración veracruzana.

Pero mientras las autoridades hacen su trabajo, creemos que hay elementos suficientes para mostrar la desgracia en que ha caído el estado de Veracruz debido a la actual administración y no solo aludimos al contexto de violencia e impunidad que se ha extendido durante los casi cinco años en que ha estado al frente del estado el señor Javier Duarte, cuyo desdén por eso se muestra ahora mismo que, pese al multihomicidio perpetrado en la ciudad de México, él simple y llanamente se encuentra de vacaciones en España.

No solo nos referimos a la violencia generalizada en la entidad, que se ha enfatizado en los periodistas sino que también resaltamos la desastroza conducción económica y financiera, que tienen a Veracruz entre los sitios más endeudados del país y con los más altos niveles de pobreza y desempleo.

Lo peor es que falta aún más de un año para que concluya la gubernatura de este hombre que alguna vez se dijo admirador de Franco. Ojalá que amplias capas sociales del estado hagan algo para detener esa desgracia que tienen nombre y apellido, y en ese camino no creemos exagerar que es una alternativa su renuncia.

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