jueves 28 marzo 2024

Medios y periodistas son un poder, aunque ahora hay reporteros que se espanten

por Marco Levario Turcott

Los medios de comunicación son un poder fáctico, vale decir, una esfera de influencia dentro del Estado. Son un poder porque la función esencial del periodismo es indagar precisamente en los vericuetos del poder instituido y en sus consecuencias. Investigar sobre la definición de las políticas públicas –proyecciones, objetivos, metas– y sus resultados, es una actividad esencial de la profesión de informar.

El periodismo no es una correa transmisora de propaganda, inquiere al poder, indaga sobre su ejercicio y sus contradicciones, registras las disputas internas, sus grietas y fracasos. En esa tesitura, es irremediable, el periodismo genera su esfera de influencia dentro del intercambio público y la disputa por el poder entre los actores políticos y los partidos. Es frecuente incluso que las actividades políticas, tanto desde la oposición como desde quienes ocupan el poder, se empleen reportes informativos para defender las propias posturas o cuestionar las ajenas.

Además, los medios de comunicación son empresas que participan dentro de la litis política, al definir sus propios contenidos y, sin duda, alentar sus propias simpatías e intereses, nada hay nada más natural y entendible, incluso aunque cierto tufo moral, pero sobre todo demagógico, pretenda hacer creer que los medios son neutros o imparciales. Dentro del amplio abanico de ofertas noticiosas que comprende la democracia, los medios tienen múltiples características, desde los que se mimetizan con el gobierno en turno hasta los que mantienen lo más posible la independencia editorial respecto del gobierno que también ejerce presiones, entre otras los recursos de publicidad que podría orientar o no, dependiendo de los contenidos informativos.

Foto: Cuartoscuro

Todo esto viene a cuento porque un autonombrado “Frente de Oposición Nacional” difundió en las redes sociales una lista con la imagen de periodistas y políticos que son “contrapeso” del gobierno, lo cual provocó el deslinde de muchos, entre definiciones sobrías y tajantes, enojos y desplantes groseros (hubo de todo). “Yo no soy político, soy reportero”, expusieron varios. En la lista estoy yo y, aunque en efecto, también ignoro quiénes son los titulares de ese “Frente de Oposición Nacional”, tengo claro que medios de comunicación y periodistas sí son un poder y, en más de un sentido, contrapeso al poder del gobierno. Les guste o no. Su trabajo, nuestro trabajo, tiene efectos en el procesamiento social de la gestión del gobierno y ello alienta a la toma de definiciones. Así ha sido siempre. Por transparencia con los lectores, yo me definí como lo que soy, un periodista que tiene un enfoque político contrario al actual gobierno y, en ese sentido, naturalmente que soy un opositor.

Más allá de esos desplantes e incluso esa doble moral, cada quien es libre de integrar o no e incluso de promoverlo sin ser parte de él, un frente político para encarar al actual presidente; la idea no es nueva, desde comienzos de año líderes del PRD hablan de una gran alianza de partidos políticos y organizaciones sociales, y poco tiempo después Margarita Zavala planteó lo mismo. Ya veremos los alcances que ello tendrá, por ahora registro un hecho, les guste o no a muchos de mis colegas: los medios y los periodistas integramos un poder, heterogéneo y diverso, claro está, no orgánico, también está claro, pero un poder y, ahora, ese poder ha sido un contrapeso del presidente Andrés Manuel López Obrador.

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