El reportaje que publica hoy The New York Times tiene la mayor importancia, pues implica a periodistas y defensores de derechos humanos que podrían haber sido sujetos de espionaje de parte del gobierno. No obstante, vale la pena subrayar que en el mismo trabajo, hecho por Azam Ahmed y Nicole Pelroth se lee que “no hay pruebas definitivas de que el gobierno sea el responsable”, y vale la pena hacer el subrayado porque dentro del escándalo que detona el diario estadounidense ya hay medios de comunicación y periodistas que aseguran que el gobierno federal mexicano ha incurrido en esas prácticas perniciosas.
Los editores de etcétera desde luego que repudiamos aquellas actividades de espionaje así como expresamos nuestra solidaridad con los periodistas Carmen Aristegui y Carlos Loret de Mola, así como con los defensores de derechos humanos y a los abogados que investigan la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Hasta el momento en que redactamos este editorial, pasadas las tres de la tarde, Presidencia de la República no ha respondido al trabajo del diario estadounidense, ojalá que lo haga. Como señaló Carlos Loret estos actos buscan “la intimidación, el acoso y la censura”, más todavía en un contexto de impunidad frente al atropello cotidiano que padecen los periodistas en muy distintas latitudes y diferentes grados de gravedad. Ese entorno es cada vez más complicado y por ello subrayamos en la necesidad de que el gobierno federal responda al reportaje de The New York Times.
Alejandra Escobar y Marco Levario Turcott
