miércoles 17 abril 2024

Editorial: Periodismo oficialista y militante

por Marco Levario Turcott

El periodismo registra hechos y contribuye a entender su origen y sus consecuencias, al menos como un imperativo ético y profesional. En la esfera social, esto implica dotar de elementos para evaluar el ejercicio de la administración pública y de quienes disputan esa responsabilidad, por eso el periodismo, en esencia, implica cuestionar al poder -a sus detentadores y sus opositores-.

El periodismo que extiende el discurso oficial es una correa transmisora del poder, sus representantes, en realidad, hacen propaganda igual que los militantes del periodismo de trinchera que impulsa actores políticos y no agendas de discusión que vayan más allá de los grupos de poder con los que simpatizan y reciben incentivos. Por ello el periodismo oficialista generalmente calla frente a la corrupción de la clase política en el poder y por ello también el periodismo militante guarda silencio frente a las trapacerías de los opositores que disputan el poder sin más programa que el cálculo pragmático y, en esa tensión, el nivel del debate político es tan bajo como la calidad informativa.

Junto con lo anterior vale la pena anotar que ese dinámica políticos-periodistas tiene sentido porque hay franjas sociales que la soportan, digamos que son el mercado en el que el periodismo oficialista y militante despliegan sus consignas y, en vez de tender puentes con el otro, rompen la posibilidad de un intercambio enterado. Y entonces abundan insultos y descalificaciones.

El periodismo que ignora los errores de los actores políticos que se encuentran en el poder me parece tan abyecto como el periodismo que persigue los intereses de una facción que disputa ese poder. Ese es el hecho, los medios de comunicación son actores políticos -y también peones de otras piezas de ajedrez más consolidadas- que tienen a sus propios simpatizantes para dar base social al ejercicio del poder y de quienes lo disputan. En esa dinámica hay periodistas que solo buscan congraciarse con el poder del signo que sea y eso me parece algo de lo más vergonzoso que comprende a esta profesión junto con sus seguidores que mantienen el enfrentamiento y la grilla.

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