martes 16 abril 2024

AMLO, el otoño del patriarca

por Alejandra Escobar Atempa

Este 28 de marzo de 2022 es un día histórico. El pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación canceló la orden de aprehensión contra Laura Moran Servín y ordenó la liberación inmediata de su hija, Alejandra Cuevas, presa desde octubre de 2020 en Santa Martha Acatitla por el supuesto homicidio doloso de Federico Gertz Manero, hermano del fiscal General de la República.

Alejandro Gertz Manero empleó su poder para perseguir a esas dos mujeres, durante siete años y hoy, venturosamente, perdió. Para ello fueron decisivos la presión social y los medios informativos. El tinglado de intereses que se habían establecido fueron desmoronándose de a poco hasta que todos veíamos, pocas horas antes de la resolución de los ministros, que la derrota del fiscal de hierro era inevitable.

En cualquier país democrático Gertz Manero ya habría sido sustituido pero en México no. El Presidente de la República es la cabeza de una magia que se incrustó en el poder por lo que la defensa de sus miembros es un imperativo para ésta. López Obrador defenderá al fiscal como lo ha hecho con Manuel Bartlett y con su propia familia. La prueba más reciente es su sobrina, la diputada federal Úrsula Patricia Salazar Mojica quien, según escuchamos todos, pide moches para hacer grandes negocios en Tamaulipas.

Qué dijo hoy de su familiar el presidente, nada. No lo hará a menos que la presión social sea más fuerte aunque en tal caso, como ha hecho con su hermano Pío o su prima Felipa, gritará alguna consigna o se colgará de alguna frase para torear el vendabal. Aunque cada día eso le representa menores dividendos en la credibilidad social. La sociedad sabe que su sobrina debería estar siendo investigada en estos momentos, pero también sabe que esta casta de poder, en efecto, no es igual a la anterior sino peor.

El presidente dice que no hay corrupción porque él es parte de ella. Señala que la tensión entre Alejandro Gertz Manero y Julio Scherer Ibarra es por diferencias personales porque él sabe bien que le debe a los dos personajes y necesita hacer equilibrios. Anda por la cuerda floja y pronto caerá. Estamos inmersos en una ola incontenible de revanchas políticas y filtraciones informativas.

Por lo pronto, López Obrador vuelve a lanzar soflamas contra Eugenio Derbez, ya sabemos los términos que emplea, es más previsible que el final de una película que hamos visto más de cincuenta veces. Le disgusta que alguien de la nota discordante al coro que le adula y no será el artista alguien que lo amaine. Pero tampoco será alguien que toque música para sus oídos de autócrata. Estamos viviendo la coda de la democracia, no de la tiranía, porque son, somos millones quienes sabemos la notada: pluralidad, heterogeneidad y diversidad. Por ello no significan nada o significan cada vez menos los insultos del presidente. Por ello hoy vimos cómo es capaz de mentir sin sorprendernos, como cuando habló de un tuit atribuyéndoselo a Carlos Loret sin que el periodista lo hubiera escrito. No tiene pudor, como tampoco lo tienen sus borregos que saben que su jefe miente y ellos reproducen las mentiras.

Asistimos al declive del presidente.

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