En el dulzor amargo de la palma,
me persigue cierta brisa
de naturaleza recordatoria,
una sinfonía extraña recorre
el cansancio de la clarividencia
matutina,
me llena de imágenes abstraídas
del mundo presente;
sílfides nihilistas
me acosan al mediodía,
con sus cálidos huracanes
y mito de alquimia,
acaso anticipan el regreso
de las flores marchitas.