Cuando me extravío en la cocina,
no regreso a los paraísos perdidos,
los lazos entre mi cuello y mis manos,
impiden el naufragio,
hay veces en que no los encuentro,
en que no le encuentro,
no sé en qué Edén ficticio me encuentro,
levemente siento,
como el crepúsculo, se vuelve,
un faro en la cordillera.