Para Miguel Caballero
Si la tarde me alcanzase,
pudiera dar
(no más),
por presenciar
la forma en que tus ojos se posan
en las cansadas nubes
debajo de mis cejas,
como recién descubriendo
el verde en
los gruesos árboles
brotando en el espacio
interminable entre nosotros,
eterno espacio
donde el mundo existe
y el lienzo grisáceo pinta
el quizás;
uno solo de mis días
por ver tu mirada radiar
en ese espacio en que eres mía,
pero, después no.